martes, 27 de noviembre de 2018

VENENOSA





De la red



Sshhhh, soy una seta venenosa que atrae a sus presas haciéndose la víctima. Tengo muchas pecas que parecen lesiones, raíces poco profundas y una delgadez preocupantemente extrema que me obliga, en ocasiones, a tener que desafiar a los mirones.

Elijo objetivos complejos: a esos que se consideran eruditos micólogos sin serlo, a los que investigan el fascinante mundo de los hongos, a los cocineros que nos cocinan y a los gnomos que se quieren venir a vivir dentro.

Mi táctica es sencilla, cubro mi sombrero con polvo del camino, subo el anillo unos centímetros con mis manos, adopto la postura altiva de la amanita purpúrea y me estiro como nunca cuando oigo pasos cercanos.

Y cuando me metes en la boca aparezco, mi apellido es muscaria y provoco muchos efectos adversos. Tú te sientes mal sí, pero yo disfruto al rozar tu paladar, al soltar un poquito de veneno, al paralizar durante unas horas la necesidad de buscar fuera lo que ya está dentro.

Sshhh, creo que se me pasó por alto un detalle importante, llegados a este punto yo muero, al fin y al cabo sólo soy un ente parasitario que se desarrolla en ambientes putrefactos. Y ahora que estoy aquí lo he descubierto, resulta que tu hábitat es todo lo contrario a estar muerto.