jueves, 24 de noviembre de 2011

TINIEBLAS



Ya va llegando el frío, mañanas con nieblas espesas que aislan los ruidos cotidianos de las madrugadas semanales.


Ambiente mágico que consigue transportarme hasta las calles de Londres del siglo pasado.


Sentirte sola y única, creer que no hay más allá, ver sólo 20 centímetros a tu alrededor, sentirte segura porque no te pueden ver, oír únicamente tu respiración.


Dan ganas de sacar los pinceles y ponerle un toque de color, marcarte una firma tipo graffiti, bordear el camino de rojo pasión, darle un toque dorado a los bancos e inventarte un amante con esmoquin brillante, pelo rizado y una boca diciendo "te quiero, mi amor".


sábado, 19 de noviembre de 2011

Jugando

Quiero jugar al parchís, repartir los colores y que me toque el rojo. Sacar un cinco a la primera, avanzar sin tropiezos, contar 20 si te como y sentirme llena, de emociones. Acomodarme en casita, sacar brillo al tejadillo y esperar tu llegada con ansia y regocijo.


Después ejercitarme con el pilla pilla, que correr es lo mío, distancias sin fondo y sin paracaídas. Calentamiento previo, estirar los músculos, salir como una flecha a buscar lo que busco.

Ponerme ropa cómoda y probar la elasticidad, contorsionando nuestro cuerpo de aquí para allá, mi pie en el verde oscuro, tu mano en el azul, haz el pino puente boca abajo, yo haré el saludo al sol.


Y después de tanto esfuerzo, mente y cuerpo a descansar, merecido reposo después de tanto trabajar.








domingo, 6 de noviembre de 2011

EXPERIMENTANDO





Me han contado en una esquina o quizá fue sólo un sueño, que es posible ser humano sin dejar de serlo.


Correr porque me apetece, brincar o hacer el pino, quiero dar saltos de alegría y llorar si tengo motivos.


Ir a un parque alejado una tarde de este otoño, dar de comer a las palomas granos de mijo y trigo.


Desnudarme en verano y lanzarme de lleno al vacío, nadar entre tiburones y tocarles la aleta sin motivo.


Afilarle los dientes al lobo que deambula por el bosque de al lado, con ayuda de una gran lima morada que anestesia y atonta al minuto.


Encontrar tres perritos sin nombre, bautizarlos como "Tú" "Yo" y "Nosotros", enseñarles a darme la patita cada vez que se lo pido, a sentarse, a no ladrar, a ser más como una persona y menos como un perrito.


Y orgullosa con mis logros y mis mil y un mordiscos, volver a mi casa apoyada en bastones de caramelo, por si en un momento dado me apetece descansar, llevarme algo a la boca y de nuevo, disfrutar.