domingo, 20 de septiembre de 2020

INANICIÓN


Mi alma está enferma por inanición, siempre pensó que podría sobrevivir viajando sola y se equivocó. 

Subió hasta las cumbres más borrascosas y bajó en picado a los pozos más profundos sin ninguna compasión. Dice que por el camino le dio tiempo a leer a los clásicos y que eso le abrió las dudas a su ya debilitado corazón.

Renunció a la compañía, a la ayuda, al consuelo, creyó que su sombra alargada la guiaría y la cubriría de verde esperanza. Sin embargo ella, la sombra del alma, era voluble: cambiaba de tamaño, de forma, de dirección, de repente se enrollaba...

…y mi alma se perdió.

Vagó a duras penas entre pensamientos errantes y sueños desahuciados por ser inconquistables. Los primeros apestaban a alcohol, los segundos deprimían a sus semejantes, los cuales se convertían en anhelos holgazanes.

La rescaté in extremis un día al pegar un grito. Salió disparada de mi boca y la agarré por un bracito. Estaba tan débil y tan delgada que tuve que meterla en agua caliente para ver si se espabilaba.

Desde entonces la cuido y le doy alimento, hablamos de vez en cuando e intercambiamos argumentos. Ella me explica sus miedos y yo le disfrazo la verdad de las cosas corriendo un tupido velo. 

jueves, 3 de septiembre de 2020

GIRASOLA


Soy una girasola hembra y aunque no quiero, no dejo de perseguir al sol. Me atrae como se atraen los polos opuestos, las hojas quieren ser alimentadas y mis pétalos buscan constantemente su calor. 

He estirado tanto el tallo sin ser consciente, que a veces tengo tortícolis y como consecuencia vértigo incapacitante. Mi savia bruta circula llena de agua y minerales y la parte elaborada baja repleta de gelatina y muchas, pero que muchas vitaminas revitalizantes.

Con cada llegada del ocaso sufro un ataque de ira y su amanecer inesperado me devuelve a la vida. Nunca estoy segura de si será el último o es el primero porque cuando su rayo de luz se acerca empiezo otro nuevo intento.

Acicalo mis pipas y les saco punta a todas, retoco el color amarillo y les aplico algunas sombras. Bebo un sorbo de agua para mantenerme hidratada y comienzo la persecución: giros de derecha a izquierda, guiño de ojos y un poquito de seducción, estas curvas tan lozanas saben que son deseadas.

Nunca pierdo la esperanza de quemarme con su fuego, sería la muerte más romántica, la más elegante, la más digna para esta girasola tan sencilla.