martes, 22 de mayo de 2012

UN TRES Y UN OCHO


Le quedan minutos a mis 37, nunca me imaginé con la nueva cifra.

Lo pienso un momento y sí, hay mucho por hacer y mucho quedó ya zanjado.

Soplaré las velas, atraeré deseos.

Si se hicieran realidad, tan sólo pediría que perdure la necesidad de seguir aprendiendo.

jueves, 17 de mayo de 2012

ROJO AMAPOLA

¿Cómo es posible que la mayoría de la gente se conforme con "hacer"?


¿Dónde queda el "sentir", el "ver", el "vivir"?


Si miramos alrededor creo estar viendo una película, actores interpretando un papel, o varios al día: madre, hija, vecina, cliente, secretaria, maestra, televidente, cocinera, amiga...


Ahogados en nuestra maravillosa clase de vida, con tanto que ofrecer si no te paras a pensar que todo es mentira.


Y un día, no tardando, una cara desconocida, te mirará desde el espejo y no sonreirá, mostrará melancolía, porque hubo un tiempo en que cuerpo y mente estaban en sintonía, y los poros de la piel de contentos se abrían con solo oír una voz, unos pasos, una melodía.


Los primeros descubrimientos, ese brotar adrenalina, sobredosis de momentos únicos que guardamos en la guantera, desempolvemos de vez en cuando esa carpeta de recuerdos vírgenes, intactos, sin velos o prismas que desfiguren la belleza.


Compartamos los retazos y a dormir a pierna suelta.



jueves, 3 de mayo de 2012

SAL


Seremos soñadores toda la vida, saldremos a pescar para olvidar, juntaré tu mano con la mía, encajan, encajaron, encajarán.


El agua limpia las impurezas, pececillos con dientes acabarán con lo demás, pulpos rosados y con ventosas absorben los recuerdos en los que no estás.


Tirar el anzuelo y esperar paciente, eso es un arte, es vital, recomiendo a los que corren que echen el freno y que empiecen a  valorar detalles como el movimiento de esas hojas, el olor a azafrán, la cadencia de las olas del mar, el polen de esos árboles que te hacer estornudar... Todo es vida, todo sirve, todo se puede reciclar, cambiar la forma y el uso, pero en el fondo ser útil mil veces más.


Y a quien no le guste el agua, que toque con la punta de los dedos la más salada de todas. Así recibirá el aliño necesario para cambiar la mirada y ver que lo dulce no es lo bueno y que en ocasiones la acidez es sinónimo de pleno.