lunes, 21 de diciembre de 2015

MENSAJES LUNARES

De la red

Esa noche algo me hizo mirar hacia la luna, estaba llena, lucía orgullosa, le hice una pregunta retórica y de repente tembló. En cuestión de segundos empezaron a desprenderse letras de las capas superficiales de su piel. 

Viajaban a velocidad de vértigo y, como si yo las atrajera con la fuerza de un imán, fueron cayendo, una a una, a mi alrededor. Algunas derraparon y formaron nubes de polvo que me hicieron toser y cerrar los ojos, de tal forma que al volverlos a abrir me encontré rodeada de cientos de palabras ininteligibles para mí.

La luna había desaparecido, se transformó en poesía desparramada por los rincones de un planeta que verdaderamente, la necesitaba.

Y mi labor fue darle forma, escuchar los gritos que se oían al fondo e ir colocando las letras para otorgar réplicas. Un trabajo con grandes dosis de responsabilidad a mi espalda, ya que quizá mis respuestas llevan mucho de mí y pierden el sentido al llegar a sus mesas.

Por lo que me esforcé mucho para ser objetiva, con paciencia vacié de mi mente toda mi vida, y sólo entonces empezó a fluir lo que buscaba: escribí cientos y cientos de poemas dirigidos a amantes furtivos, a soledades obligadas, a corazones destrozados y a esos poetas que deambulan por las calles empedradas.

Cuando sólo quedaban un montón de letras cualquiera por el suelo desperdigadas, dejaron de llegar preguntas. Alcé la vista al cielo y vi que, de nuevo, una luz nocturna brillaba. Estaba un poco más pequeña que la última vez, un poco menos brillante, un poco más gastada.

Llegué a la conclusión entonces, de que la luna nos aporta calma, nos devuelve la ilusión, pone a nuestro alcance su visión privilegiada y nos ayuda a ordenar nuestro caos cuando no somos capaces de encontrarle una función.

Guardé esas letras, hago combinaciones, les busco sitio, les doy la vuelta, estoy segura de que en cualquier momento encontraré la respuesta que espero, cuando llegue: la leeré, la memorizaré, la aceptaré y hasta que aparezca el próximo dilema, trataré de vivir mucho de día y por la noche, echar sólo un vistazo a la luna, sobre todo cuando esté llena.



martes, 8 de diciembre de 2015

ENREDO

De la red

He hecho un nudo a mi cuerpo y lo he rodeado de mucho pelo para que no se vea el enredo.

Lo cepillo cada mañana, coloco los mechones estratégicamente, corto las puntas abiertas o tiño las canas incipientes. A cambio me aporta calor y privacidad, sólo tengo que salir a la calle cerrando los ojos, sintiéndome bella, segura y capaz.

Los jóvenes me miran de reojo y como si de un reflejo se tratara, sacan su teléfono ya preparado y me hacen fotos sin permiso. Se esfuerzan en pillar el encuadre correcto, porque lo importante para ellos no es la cara, es salir con morritos de selfie junto a ese extraño y peludo cuerpo.

Si supieran lo que arrastro...  toda una vida de recuerdos...

Con fichas de un puzzle aún inacabado voy creando mi historia, cada día un nuevo hallazgo. Pero en un momento dado no coloqué una pieza en el sitio correcto, y en vez de enmendar el error, lo intenté disimular aplastándolo con mis zapatos nuevos. Aunque yo sentía una molestia lo achacaba a lo normal, ya sabéis: al reuma, a la edad, a los nervios o al exceso de Prozac.

Y resultó ser precisamente un nudo, de piezas de puzzle mal ordenadas con pelo liado en medio de ese enredo... como una joroba sin agua dentro, que me daba un aspecto de dromedario hembra yendo directita al desierto.

Cuando fui consciente de ello, cogí el teléfono, pedí cita en el fisio y después en el peluquero.

Y aquí estoy, sentada en la sala de espera ¿de quién? No sabría decirlo, las paredes son blancas, hay carteles con sonrisas, pero ¡debe ser el peluquero! Es cierto, lo estoy notando, mi pelo tiembla, se encoge, se estira, se hace trenzas, mira al fondo de la sala y después se agarra más que nunca a mi cuerpo. 

En el fondo lo entiendo, son muchos años juntos, ya nos tenemos cariño y pensándolo bien, me acabo de enterar de que se llevan de nuevo los flequillos este invierno. Me decido por una puesta a punto, un corte asimétrico, un color llamativo y mucha mascarilla aceitosa para deshacer el enredo.


domingo, 29 de noviembre de 2015

PIRULETAS


El aire se había vuelto espeso a nuestro alrededor, era como si nos moviéramos debajo del agua, los músculos de las piernas se esforzaban para llevarnos hasta nuestro destino, pero acabaron agotados y sin ganas de nada.

De repente recibimos un golpe seco en la cabeza y notamos que se endulzaba nuestro interior. Miramos hacia arriba y nos sorprendieron cientos y cientos de aviones que lanzaban piruletas de corazón desde sus bodegas. A la vez observamos cómo las pupilas de los ojos de todo aquel que alzaba la mirada cambiaban de forma y parecían palpitar al compás de un bolero de Machín.

Me dio la impresión de que desde el cielo nos mandaban partículas microscópicas de auténtica felicidad, y resulta que yo ando escasa últimamente de eso en casa. Mi frigorífico no conserva por mucho tiempo los tupper que llené hace ya meses, los vecinos no prestan ya ni la sal, las noticias de los telediarios matutinos no dejan de llenar de color negro los huecos que nos quedan por aquí y por allá...

Así que urdí un plan para llenarme los bolsillos: los vacié de todo eso que me pesaba tanto y de lo que hasta ese momento parecía que no me podía separar y los rellené con dulces piruletas de sabor a fresa y sin pizca de sal. 

Los rellené tanto, que cambió la perspectiva que los demás tenían de mí. Tanto, tanto, que la persona que caminaba a mi lado se volvió loca buscando a la antigua María que portaba un halo gris.

Y así como por arte de magia, el aire espeso se evaporó, surgió de la nada una ligereza indescriptible que rápidamente me envolvió. 

Rodéate de dulce a menudo y regálale tus lametazos más sinceros a las piruletas. Comparte con los demás las conclusiones que saques cuando el efecto del azúcar aún esté en tu cuerpo. Alza la mirada a menudo y busca entre las nubes o las estrellas, allí arriba hay tesoros esperando a ser descubiertos, y del tamaño de tus pupilas depende que los veas o queden para siempre olvidados en el tiempo.


jueves, 19 de noviembre de 2015

ATADURAS


Cuando me compré aquellos zapatos, el dependiente me informó sobre sus cualidades: "son flexibles, transpirables, cómodos y además llevan cordones hechos con fibras de algodón".

...y me los puse aquel primer día. De repente noté que veía el mundo unos tres centímetros más arriba, la perspectiva había cambiado: por primera vez pude distinguir en los escaparates los precios de los pasteles en las baldas de arriba sin tener que ponerme de puntillas, empecé a mirar de frente a las coronillas sin pelo que abundaban por las calles ¡muchas más de las que creía!, y resultó cierto que me costaba mucho menos ir corriendo a todas partes, sin sufrir calambres, dolores o rozaduras incómodas o malignas.

Me acomodé tanto a ellos que al dormir, los pies me los pedían. Llegué a tener sueños extraños, donde me abordaban por las calles sandalias de tiras, bambas vulgares o zapatillas. Se ponían en pie y formaban una cadena inabarcable, se empeñaban en calzarme y después de varios intentos fallidos, al mirar hacia abajo, observaba con asombro cómo mis pies salían corriendo y a mí me dejaban con el problema.

Una mañana, a eso de las ocho y media, pude observar en la calle que mis extraordinarios zapatos dejaban las mismas huellas que los cientos y cientos de pisadas que ya habían pasado antes por allí. 

Intenté alejarme un poco del camino y no fue posible. Creo que es probable que los zapateros introduzcan una especie de imán que se adhiere a unos carriles subterráneos que nos llevan a todos al mismo sitio.

Así que sólo tuve que agacharme para comprobarlo, deshacer con un simple movimiento de los dedos el nudo de los cordones hechos con fibras de algodón, flexionar los pies y hacer el gesto de sacarlos, atreverme a posarlos sobre la tierra sin protegerlos y decidir en cuestión de segundos, el camino que deseaba tomar.

Allí quedaron, en medio del asfalto, sólo espero que nadie caiga en el engaño y que por muy atrayentes que parezcan, no vuelvan a tener dueño fijo, dejadlos que vayan solos por los carriles, que salgan vacíos por las mañanas y procurad por vuestro bien, que regresen por las noches sin compañía.


martes, 10 de noviembre de 2015

PÁJAROS EN LA CABEZA


"Dale pienso una vez al día y con eso bastará" -dijo el entendido en estos temas.

Y así lo hice, pero resulta que en mi cabeza habitaba más de un ave, alguna doméstica, pero muchas salvajes mezcladas entre exóticas, zancudas y rapaces.

Empezaron a pasar hambre y tenían que pelear por cada grano de alpiste. Yo notaba algo extraño por ahí dentro y decidí pensar y pensar, con ello tapaba los ruidos que hacían con sus patas pero mi "pienso" los hizo engordar. Total, que en vez de mejorar, fui para atrás.

Tener tantos pájaros en la cabeza me produjo un despunte artístico, una fama inmerecida, me llenaron de galones, de medallas, me pedían autógrafos, querían mis fotografías y, curiosamente, en éstas últimas fue donde observé que los demás sí, pero yo, nunca sonreía. 

El remedio fue drástico, introducir jaulas con cebo para ir cazando uno por uno, después dejarlos en libertad e intentar empezar de cero.

No está siendo fácil, con los pájaros volaron recuerdos, sensaciones, "eriza pelos", me quedé vacía en emociones, me faltan estímulos externos, me limito a programar una rutina y a no salirme del camino derecho.

¿Y ahora, sonrío? 

Yo diría que no. Curiosamente sólo lo hago cuando alzo la mirada y reconozco volando a alguna de mis aves alimentadas con mi pienso. Observo como me guiñan sus ojos sin pestañas y reconozco entonces que las echo de menos. Ahora se me presenta otro problema: resulta que me sobra alpiste y no tengo donde meterlo.


martes, 20 de octubre de 2015

"PARAVIDA"

De la red

Paseando una tarde lluviosa por una calle cualquiera, llamó mi atención un paraguas que se vendía a precio de saldo.

Una gota aislada me dio la señal, pegué un brinco y en cuestión de minutos me hice con él.

De repente un trueno hizo temblar el suelo y sin saber cómo ni por qué, me elevé, primero unos metros y después unos kilómetros, del asfaltado suelo.

Mis piernas descansaron, pero mis brazos tuvieron que tensarse para sujetarse bien fuerte al paraguas abierto, que en cuestión de segundos cambió de profesión: ahora le tocaba ser mi salvavidas.

Desde ahí arriba, la visión de los tejados tan imperfectos contrastaba con la perfección de las carreteras y autopistas, y no pude evitar cuestionarme dónde prefería aterrizar.

Los tejados son complejos, los construyen con entramados inamovibles en el tiempo, pero se van desgastando y aunque no lo parezcan, algunos son frágiles por dentro. Además están llenos de antenas puntiagudas, de nidos de palomas con huevos de sus crías, y no quisiera ser yo la culpable de que no nazcan esas palomitas.

Las carreteras, sin embargo, son vastas, lisas, largas y muy bien definidas. Pero corro el riesgo de que me atropelle un camión cargado de cactus importados desde algún desierto lejano y terminar con púas adheridas a mi piel para el resto de mi vida.

Por lo que ...cierro los ojos y decido seguir viajando, que las corrientes de aire fabriquen mi cama y que las plumas sueltas de los pájaros formen mi edredón. Adoro el silencio que se respira allí arriba, me nutre el vacío, la nada, la luna, el sol...

Fuiste un paraguas, fuiste un paracaídas, hoy te cambio el nombre y te llamo desde ya mi paraVIDA.



domingo, 11 de octubre de 2015

EXPERIMENTO


Di la vuelta a la esquina y una vez más estabas ahí, esperando mi llegada.

Una ráfaga de viento que se escapó de un huracán lejano llegó hasta el callejón y me levantó un poquito la falda. Yo me asusté e instintivamente dibujé sobre aquella pared grisácea el gesto de protegerme, del viento y de ti.

Sacaste de tu chistera, como si de un mago infantil se tratara, un ramo de flores que duplicó su tamaño según se acercaba a mi persona. Daba la impresión de que él crecía a la vez que yo disminuía.

Terminé viendo desde el suelo la inmensidad de todo lo que me rodeaba, de repente me quedé sin voz, noté cómo me creció un gran rabo y comencé a andar a cuatro patas. Desarrollé el olfato de tal forma, que podía distinguir el precio de cada tipo de queso en aquella famosa carnicería que quedaba a unas cuantas manzanas de allí. Quise huir, pero fuiste rápido y...

...me hipnotizaste con el aroma de tus flores. De repente volvieron los recuerdos y fui feliz por un instante al vislumbrar los fotogramas de la película de nuestra vida anterior. 

Pero también sentí los pisotones que me diste al no verme ahí abajo, las caídas desde tu lomo debidas a la gran velocidad a la que viajaba tu vida, el esfuerzo que hice para deslumbrarte esa noche y lo poco que valoraste el gesto...

Me acerqué a tu oído y susurré unas palabras. Tú cerraste los ojos y tragaste saliva con bastante dificultad.

Mientras me alejaba por el callejón sujetándome la falda, me dije que hacía bien, que me lo habían mostrado, que estaba científicamente comprobado que una ratita de laboratorio como yo nunca sería feliz compartiendo sus días con un elefante africano de la sabana. Más que por la diferencia de culturas, por el tamaño de nuestro cuerpo, pero sobre todo, de nuestra esperanza de vida.

martes, 29 de septiembre de 2015

REGALO

De la red

Quisiera empaquetarte muy despacio, con un papel suave y acolchado por dentro, porque tu piel es muy sensible si no la tocan mis manos, que están siempre calentitas e hidratadas para poder fundirse contigo y conseguir así, el equilibrio perfecto.

Tendrías forma de cuadrado, me gustan los números pares, las simetrías, los ángulos rectos, los vértices que no pueden mirarse entre ellos, crear la duda de si eres la base de apoyo o el lado rebelde e incorrecto.

Papel decorado con notas musicales, para que si te aburres durante el trayecto, con un simple toque, oigas tus más queridas canciones. Todas empezarán con violines abriendo el paso a las palabras y las cerrarán tus gestos, de alegría, de tristeza, de añoranza, de deseo...

Te enviaré a varios destinos y viajarás durante un año.

El trato será que la persona que lo reciba lo mantenga a la vista durante unos días, que cada mañana al levantarse se muera de ganas por abrirte, que imagine tu forma, que haga cábalas y que se ilusione, pero que te deje ir cuando corresponda, sin llantos ni lloros, con convencimiento y coraje.

Ah, olvidaba decirte que en vez de remite, escribí el siguiente mensaje: 


¡ATENCIÓN!
Cosas bonitas
dentro

Eso quiere decir que igual no vuelves, pero en el fondo deseo fervientemente que ninguna mano se haya atrevido a abrirte antes de tiempo, sin haberme dado la oportunidad de ser yo quien te quite con cuidado el celo que te sujeta para que no desparrames tus cosas bonitas por el suelo.


lunes, 21 de septiembre de 2015

APUESTA


La cara:

"¡Apuesto un corazón y me juego también medio bote de pastillas de las que inhiben el sentir!

¡Fíjate que la apuesta es grande! Si no sale bien, habrá días en los que nada me aislará del dolor, correré el peligro de que mis ventrículos y mis aurículas se confundan en sus funciones, mi sangre no reconocerá su camino y quizá me vuelva de color azul...

Y tu color favorito es el rojo...

Y ya no me verás tan atractiva...

Y tendré que cambiar el color de mi ropa, de mi pelo, de mi sombra de ojos y de mi carmín...

Y pareceré una persona enferma que se agarra a sus últimos días de vida con la debilidad de unas uñas azules y quebradizas.

"Todo eso, y mucho más, me juego, todo eso por ti"


La cruz:

"Pon ese corazón tuyo ahí en esa caja, junto a los demás. A ver, déjame que le eche un vistazo así de lejos...

Vaya, tiene mucho brillo y un color muy intenso, ese es de los que laten fuerte y molestan por las noches con su ruido.

Lo que voy a hacer es guardarlo en el desván, allí lo meteré dentro de un saco viejo lleno de trigo, así si rebota cuando se altere, producirá sin mucho esfuerzo palomitas de maíz para nuestras tardes de domingo.

Si se pierde cualquier día, yo no me hago responsable de su búsqueda. Me bastará con abrir el cajón y colocar uno nuevo entre mis sábanas, me aprendo su nombre y como dice el guión, toca actuar"

La cara:

"... pero mi apuesta es muy arriesgada"

La cruz:

"...yo nunca me salgo del guión"

La cara:

"...puedo perder hasta mi corona"

La cruz:

"...fíjate, el que no juega no gana, yo nunca llegue a tener una corona y, sin embargo, creo que ya tengo tu corazón"

viernes, 11 de septiembre de 2015

EL BESO

De la red

Cerrar los ojos y llegar a sentir los besos en el alma, esa sería una bonita forma de empezar.

Nuestras miradas se cruzaron un día y quedaron enganchadas de por vida. Crearon tal dependencia, que si no se encontraban de vez en cuando, se apagaban, rozaban la ceguera, daban tumbos y terminaban modificando pedacitos de la realidad.

Los labios se pusieron celosos y envidiaban la magia que los rodeaban, daban besos a diestro y siniestro, pero siempre se regalaban y como consecuencia, siempre se perdían.

Nuestros ojos leían poesía, los besos contaban películas de ciencia ficción.
Las miradas se daban la mano, nuestros labios no dejaban de intentarlo.

Desanúdame el enredo que vive dentro de mí, estira en el suelo el lienzo de esta historia inacabada y pinta lo que está por venir. Te presto mis pinceles viejos, esos que han perfilado tu cuerpo muchas veces, sin tú saberlo.

Pinta besos, de todos los tamaños y todos los sabores. Escribe palabras, que sean delicadas y suenen bonitas. Guarda el secreto y prepara sorpresas. 

Y así, poquito a poco, cualquier día y en el lugar más inesperado, nuestros labios, junto a nuestros ojos, compartirán nuestras rarezas.



jueves, 3 de septiembre de 2015

NUBEÓLOGA



Estiro los brazos, toco las nubes con los dedos si me pongo de puntillas y, lo hago. Alargo mi cuerpo, valoro las texturas y me quedo con las más mullidas.

Empiezo a cortar por aquí, a limar por allá, las cargo de humedad para que estén más consistentes, le aplico el secador cuando deseo ligereza.

En mi taller guardo cientos de bocetos inacabados. Las tardes de tormenta se revuelven y forman remolinos porque quieren salir, pero las paredes son fuertes y yo aguanto el temporal, aunque acabe empapada.

Sólo las dejo libres cuando son lo suficientemente adultas como para reconocer su importante función en la vida de las personas, las educo en valores, en visión nocturna, en trigonometría. Paso años enseñándoles a escurrirse como lagartijas, a hacer quiebros cuando no son bienvenidas, a volar sin restricciones, a llorar si la tierra está seca.

El orgullo que yo siento cuando las veo allí arriba sólo es comparable al placer que me produce ser capaz de interpretar sus mensajes.

Todos los atardeceres, sentada en la habitación con vistas al oeste, sosteniendo una libreta en la mano, las observo durante unos minutos y anoto lo que me dicen. Yo no sé cómo lo hacen, pero siempre terminan desapareciendo mientras me hablan, creo que quieren dejar la conversación a medias para que haya más momentos, más diálogos, más presencia...

Las nubes lo ven todo desde otra perspectiva. Yo me digo una y otra vez que ojalá tuviéramos todos la suerte de verlo y no callarlo, sino contarlo y hacer algo al respecto.



jueves, 20 de agosto de 2015

SUGERENCIAS

De la red
Sujétame bien fuerte o caeré, dejando por el camino un rastro agridulce de latidos taquicárdicos que se desvanecerán en cuestión de segundos y, como por arte de magia, dejaré de existir.

Une con pegamento los trocitos de piel que se me han evaporado por culpa del ambiente húmedo que nos rodea, y crea con ellos un cuerpo nuevo lleno de luz y de incógnitas, que sólo podrán ser descifradas si conoces la respuesta correcta, esa que está ante tus ojos y no eres capaz de ver.

Mimetízate en medio del paisaje más simple que puede existir, el ser humano, y adquirirás, sin buscarlo, los conocimientos necesarios para destacar. Intenta entender la felicidad y tu único objetivo en la vida será pelear para sentirla.

Tómame el pulso de vez en cuando y escribe en ese viejo pentagrama la canción que tararea mi corazón por las mañanas.

Cuéntame cuentos inventados, de esos con finales sorprendentes, en los que no haya princesas, perdices o lobos feroces. Quiero de esos en los que hay música, pinceles, agua y flores: "un arpa dibujado en el tronco de ese árbol, que se borra después del aguacero que dará vida a las violetas..." la doble cara de todo, pintar de blanco para tapar el negro, morir para que otros puedan vivir, justificar la violencia buscando la paz.

En definitiva, prepara hueco en tu pecho y haz que me sienta parte de ti, concédeme el privilegio de ser tu maestra, de ayudarte a hacer los deberes cada anochecer, de explicarte lecciones de esta vida, que por momentos siento, que yo ya viví.

lunes, 10 de agosto de 2015

CORAZÓN A MEDIDA

De la red

He decorado el futuro de mis pasos así de bonito, con flores a los bordes del precipicio que delimitan con auténtica belleza natural el camino más seguro, el correcto.

Hoy tengo unas alas invisibles que me trasladan a su voluntad, y como quien no quiere la cosa, me suben alto, alto, alto y siento un vértigo que se mezcla con la emoción de verlo todo desde esa perspectiva tan privilegiada. Allí arriba sólo tienes contacto con el aire, él te acaricia suavemente y tú le respondes accediendo a dejarlo formar parte de ti por un instante.

Instantes, la vida se podría resumir como un collage más o menos grande, más o menos colorido, más o menos perfilado... El mío tendría formas irregulares, pero ni un hueco en blanco, eso significa subidas vertiginosas y bajadas en picado, aunque todo muy aprovechado. Lo único que lo diferenciaría del de los demás es que hasta de los sueños saco conclusiones y creo historias, nunca descanso.

Mi camino tiene escaleras, en cada peldaño quiero dejar escrito algo, todas las sensaciones que me produzca subir mis pies hasta él.

En el de hoy: "Mi interior me hace cosquillas"

Quisiera patentar la fórmula mágica que produce esta sensación, pero es imposible compartirla, porque eres tú el sastre que la fabrica a medida, y eres sólo tú quien conoce las dimensiones exactas de mi tímido corazón.


lunes, 27 de julio de 2015

RECOLOCÁNDOME

De la red

Abro la maleta y meto: 50 kilos de carne y huesos, todo bien numerado y ordenado, eso sí. Cuando llegue a ninguna parte, haré el recuento.

Antes, me he puesto un bonito vestido veraniego que realza mi tímido bronceado... parece que ni el sol se atreve a dañarme, o quizá sea que cuando llega a cinco centímetros de mi piel, frena en seco, alarga la punta del rayo con cuidado y entonces detecta esa barrera infranqueable que instalé hace ya unos meses, y al no poder llegar a su objetivo produce un efecto rebote. He llegado a ver cómo las flores de mi jardín ardían por lo que yo diagnostiqué como combustión espontánea, y es posible que ahora mismo tenga la respuesta, al menos, la más poética.

Dentro de la maleta metí también un maletín de color naranja, en él guardo los tickets de todos los autobuses, trenes y aviones en los que me he embarcado a lo largo de mi vida. Cada uno de ellos me alimentó el espíritu, me abrió un poco la mente, me llevó a un anhelado destino.

Pretendo llevar además confeti de colores, serpentinas enroscadas y matasuegras de las buenas. Quiero repartirlo todo a diestro y siniestro, como el que habla a través de un megáfono y va dejando caer a tu lado las palabras sin tú buscarlas.

Lo que tengo claro que no meteré, serán zapatos que esclavicen mis pasos. Estoy acostumbrando a mis pies a andar descalzos: pisar, notar el frío, la humedad, las piedras o el barro. Quiero integrar sensaciones nuevas a mi ya reutilizado cerebro, necesito estímulos que activen zonas muertas o al menos, que le hagan el boca a boca, a ver si así empiezan a mover, aunque sea, un dedo.

Intento encajar bien todas las piezas, pero no hay forma de cerrar el bagaje. No estoy dispuesta a dejar nada fuera, son mis recuerdos, mis aprendizajes, mis experiencias, es mi felicidad, mi fiesta, son mis sorpresas.

No me queda más remedio que salir, recomponerme y cargar con la maleta. Por mucho que lo intente nunca nadie se convirtió en mero equipaje, siempre es uno mismo el que arrastra, factura y decide cuando se cierra o se abre.

Eso sí, me acredito la licencia de andar descalza y vestir de blanco. Y si el calor aprieta, me doy permiso para echarme una buena siesta rodeada de mi mundo anterior y del presente, encogida, arrugada, pero siempre dentro de una antigua, y mullida, maleta.


domingo, 19 de julio de 2015

SIN TELÓN

De la red

Ven, dame la mano, acompáñame aquí adentro. 

Ahora cierra los ojos, dibuja una sonrisa, recuerda el concierto de piano, evoca los acordes que anoche nos envolvieron por los cuatro costados y vamos a charlar.

El tiempo va pasando, sí, acumulamos cicatrices, dolores, recuerdos. Duelen los proyectos que no se cumplieron, las promesas olvidadas, las pérdidas de lo amado, los besos que mintieron...

Desde hace un tiempo te noto gris, y no me refiero a ese gris metálico que portaba orgulloso el hombre de hojalata, sino a un gris opaco, como apagado. Va cubriéndose tu pelo amarillo, tus labios rojos, tus sandalias blancas. 
Mucho me temo que comience a cubrirse tu interior: la lengua, y con ello tus palabras, el iris y tu visión, el corazón y lo mucho que él abarca...

¿Sabes que el mundo está lleno de seres grises? ¿Sabes que tú no formas parte del pelotón? Tú eres ese punto discordante que cada día elige el sitio desde donde quiere ver la salida del sol, la que pelea con uñas y dientes, la que siempre gana, a pesar del dolor. 

Mira, he traído mis pinceles y una gran paleta de colores.. Deja que me ponga las gafas de ver por dentro y comienzo a crearte de nuevo. He comprado mucha goma de borrar, típex y aguarrás.
Tengo en la mente el boceto que dibujé hace años, sólo habrá que añadir madurez, alguna cana, alguna arruga, la belleza del paso del tiempo sin retoques ni cincel.

Dale la vuelta a todos los espejos, luego los limpiaremos a fondo con vinagre y papel. Serán los portadores de tu nuevo reflejo, los que te muestren el cambio, la diferencia, lo que mereces ser: un ser único, un brillo estrellado, en definitiva, una nueva y una gran mujer.


viernes, 10 de julio de 2015

MÍO

De la red

Navegando torpemente entre mis sueños... creo reconocer a un alma limpia e inocente, de esas que nunca hallarías en este mundo de la realidad. 

La diferencio porque emite luz, pequeños rayos picudos, fluorescentes y llamativos, de hecho según anda, van cayéndose trocitos de ellos por el suelo y, todos juntos delimitan un camino.

Algo me obliga a seguirlo, una fuerza venida del hartazgo, la melancolía, los engaños, las falsedades, las amistades a medias, las palabras y los gestos que quedan relegados a un segundo plano cuando tu mente te juega malas pasadas y se estanca en ello: no hay más, únicamente ello, ello, ello...

No soy dueña de nadie en mis sueños, no soy propiedad exclusiva ni soy una proyección para ser admirada y poco más. Soy libre allí y si me apetece pasear con un elefante volador por el parque, sólo tengo que tener cuidado de que no se enganche en algún árbol.

En la vida real, cuando abro los ojos por la mañana, me cuesta una barbaridad encontrar motivos: para mirar, para hablar, para hacer, para escuchar. Busco mi elefante para asegurarme de que existía y sólo encuentro ramas secas de chopos, una abeja muerta y alguna que otra fruta podrida. 

Pequeñas señales que me devuelven la esperanza: soy mujer, soy la escritora de mi historia, soy la que adorna o desnuda mi cuerpo, la que decide, la que ríe, la que llora.       

Soy muchas cosas juntas, pero también una sola: la dueña de mi vida, mi guardiana, mi confesora. La que más me quiere y la que más me admira.



lunes, 6 de julio de 2015

TE AMO...

Prestada

...le dijo la llave al candado. 

Y se encargó desde entonces de abrirlo y cerrarlo, pero no de cualquier forma, con sumo interés: lo escuchaba antes de rozarlo, oía sus lloros desde lejos cuando el frío helaba su cuerpo metálico, se deleitaba con sus risas aquellos instantes en los que el sol aumentaba su belleza ofreciendo destellos amarillos y dorados.

La llave era feliz simplemente con mirarlo. El candado esperaba ansioso cada día el contacto físico para sentirse completo y realizado.

El tiempo fue pasando y los dos sentían que faltaba algo en su relación. "Un viaje arriesgado" -dijo él cierto día con la boca pequeña, mientras la lluvia lo azotaba durante una terrible tormenta veraniega. El plan, a priori, se presentaba complicado.

Pero el destino les tenía preparada la solución. Aquel viernes manos humanas los despojaron de sus ataduras. Horas y horas después salieron de la oscuridad y por un instante fueron conscientes de que nada volvería a ser igual.

El ambiente era húmedo, pero agradable, las vistas eran impresionantes desde allí. El candado supo que quería vivir y morir en aquel lugar... y su deseo se cumplió.

Fue todo muy rápido, garabatearon algo en él, la llave lo abrió, la llave lo cerró, y cuando empezaba a acomodarse y a respirar ese aire puro, lo supo: nunca más la volvería a ver, nunca más se sonrojaría con ella, nunca más lo besarían mientras le susurraban poesías de amor.

Ese día murió algo en él. Pero contradictoriamente, y aunque aún no lo sabía, resulta que la renuncia engrandeció aquel querer. 


domingo, 28 de junio de 2015

CON PINZAS

De la red

Eran cuatro duendes amigos que rondaban la veintena. Llegó el momento de especializarse en sus carreras y por este orden eligieron: Mal de amores, Ilusiones, Rescate de urgencia y Azar.

El duende sabio que se encargaría de formarlos y entrenarlos decidió que debían adoptar un nombre nuevo adecuado a la profesión elegida (requisitos indispensables, palabra esdrújula y acabados en -y):

Licenciado en Mal de amores, Meláncoly, el duende que pasará horas y horas acurrucado al lado de los seres humanos destrozados por la inestable cuestión del amor.

Diplomada en Ilusiones, Múlety , ya que su labor se centrará en dar apoyo y en crear un camino tras otro directitos a esos núcleos de emoción que están sembrados por los campos escondidos de la ficción.

Válenty, Experto en Rescates de urgencia. Sin el cual, la mayoría de los hombres y mujeres hubiéramos perecido ahogados en el fango, en el Mar Muerto o directamente, en el alcohol.

Y Déstiny, Graduada en Azar. Va por ahí cargada con bolas de colores y disfruta calculando probabilidades y observando las caras de estupor cuando ese día en concreto se cumple un sueño, o mejor, dos.


Cuarenta años después, a punto de firmar la jubilación, se juntaron en un aula para contar de primera mano cómo les fue en su vida laboral. Entre otras cosas, dijeron unas palabras que los alumnos nunca van a poder olvidar: "Ayudamos y damos facilidades, mas, ellos no siempre saber ver. Pueden tener el boleto ganador delante y romperlo, la mano amiga que te ayuda a salir del remolino, y no cogerla, un camino liso y lleno de flores y optar por el pedregal. El ser humano es complejo, tienden a hacer difícil lo que es simple y natural"

Ese día, mejor dicho, esa noche, decidieron poner sus trajes a lavar. Los tendieron con pinzas, en la calle, en orden, sin hacer ruido, sin cruzar miradas... sin más.


lunes, 22 de junio de 2015

MI SOMBRA HERIDA


Tengo que plantearme en serio lo de quedarme quieta durante un buen rato y sentarme por fin a hablar con mi sombra. Es que últimamente noto que tira hacia otro lado y voy por las calles algo inestable, como dando respingos...

Lo tengo todo planeado, eso sí, tendrá que ser un día en el que brille el sol. Me acercaré hasta su mano y suavemente la cogeré de los dedos: ¡qué vaya sintiendo el calor, el sudor, qué pierda poco a poco el miedo!

Nos sentaremos en medio de una plaza sin apenas gente, no vaya a ser que alguien nos oiga y se una a la conversación. Eso suele pasarme, cada vez que busco soledad, me invaden.

Frente a frente, intentaré encontrar su mirada, sé que no llegará a través de sus ojos, será más complicado que nunca, pero creo que la conozco demasiado y sé dónde esconde mi sombra sus gafas polarizadas.

- Mira chica, le diré convencida, últimamente noto que quieres ir por libre y cada día al ponerme en marcha arrastro, con mucho esfuerzo, tu ligero peso. Pudiera parecer un contrasentido, pero me explico: te enganchas en las farolas, metes parte de tu cuerpo dentro de coches de desconocidos, te alargas cuando no corresponde, menguas cuando necesito que te muestres altiva y orgullosa ¿qué hago contigo??

Sé que agachará su cabeza-sombra, sé que encogerá su cuerpo-plano, sé que escucharé su voz temblorosa: "Te empeñas en salir de la zona de confort, esa que yo tan bien conozco, la que domino a la perfección. Y ahora pisamos suelos inestables, nos asomamos a precipicios los días de mucho aire y saltamos a la paticoja con patines por La Plaza Mayor. No puedo seguir tu ritmo"

Después de la charla buscaremos juntas una solución. 

Yo me comprometo a graparla a mí bien fuerte, ella no se deformará si no es necesario. Yo la avisaré de los lugares que vamos a descubrir, ella se esforzará por disfrutarlos. Yo le contaré las virtudes de arriesgarse aún con miedo, ella comprenderá que es mi compañera de vida y que estando juntas es más fácil decir eso de: yo puedo.


sábado, 13 de junio de 2015

NEVER LOOK BACK

De la red

Hubo un día hace ya tiempo, en el que algo hizo clack dentro de mí. Fue un instante, un escuchar esas palabras que, como si del peor medicamento retirado del mercado se tratara, resulta que tenían enormes efectos secundarios, entre los más comunes el de hacerte sentir por dentro más pesada que el plomo.

Y como si no fuera poco, resulta que mi medio de transporte era un barco de papel.

Mis ojos lo veían todo como enfocado tras una cámara. Mi boca hablaba, pero soltaba sólo frases aprendidas. Mi oídos sin embargo desarrollaron una capacidad sobrehumana para escuchar...que no oír, escuchar. Mis manos empezaron a tocar y a diferenciar rápidamente las texturas nocivas de las saludables.

Cada vez que tenía que moverme, notaba cómo mi barco se hundía. Aparecieron algunos agujeros que provocaban que el agua mojara mi piel. ¡Yo, que tengo pánico a los mares y a los océanos!, de repente me veía obligada a escucharlo, a entenderlo, a sentirme incluso, parte de él.


Pues resulta que tanto tiempo a la deriva hizo que el plomo que llevaba dentro desapareciera sin ton ni son. Parece ser que funde a 327º C... Llegados a este punto me pregunto yo ¿qué temperatura llegué a alcanzar sin ser consciente de ello? ¿qué o quién me produjo tal estado febril sin sentir malestar ni tener desmayos?

Creo que lo conseguí porque cada día le aguanté la mirada al sol, ni un minuto volví la vista atrás pese a que allí se avistaba tierra firme y había pegamento y papel de aluminio para poder aislar a mi barco. Me arriesgué a encontrar un puerto perdido sin demasiado gentío alrededor. Lo encontré aquella noche gracias a un pequeño faro encendido. Bajé y comencé mi camino... liviana, ligera, como siempre había sido yo.

lunes, 8 de junio de 2015

PECES DE COLORES


De la red

Me apetece pintar peces de colores, con ojos saltones y colas enormes, para poder expresar a lo largo de todo su cuerpo lo que llevo dentro: al menos, mil quinientas veintiuna emociones.

Bocas con forma de O en color rojo, representarán las veces que todavía llego a sorprenderme en esta vida mía... y que no falten esos labios arqueados, resulta que detrás de las sorpresas encontrarás mundos insólitos e insospechados.

Cabezas redondas, cabezas picudas, cabezas ligeras, cabezas pesadas. Mostrarán todos los estados posibles por los que navego buscando... Nadie está igual un día que otro, el simple hecho de haber visto, oído o sentido, cambia unos grados la perspectiva y con ello, la visión de la verdad o de la mentira.

Cuerpos largos y esbeltos, para poder plasmar mi huella en cada escama, la muestra viviente de que pasa la vida, pero va pasando siendo aprovechada y vivida.

Y esas colas ondeantes y ligeras que se mueven al ritmo de las olas, son el reflejo de la libertad que respiro, de la libertad que necesito, de la libertad que ofrezco.

Todo en su conjunto es el resultado latente de que la sencillez es el motor de mi vida. Sé natural y acércate a mi lado, ven, cuéntame lo que te pasa, verás como estando juntos encontramos más rápido el camino de vuelta a casa. 


martes, 2 de junio de 2015

ELLA & ÉL


- ¡Llega el calor cariño!, acerca tu cuerpo un poco más y sácame brillo, estaba apagada por culpa de tanto invierno, es posible que haya cogido unos gramos, upss, y en las cartucheras se me han instalado.

- ¿Verano? Mmm ¿cómo ha venido? Ni me he enterado, estaba ahí dormido. Y ¿brillo? estás muy bien de rojo mate, no quiero que tentemos a los que nos valoran por el destello que emitimos.

- ¡Vaya humor de berros con el que te has levantado, querido Cerezo, yo, que sólo quiero estar guapa para atraer polen y tener ya de una vez cerecitos! ¡Qué es en lo que estábamos cuando decidiste girar 180 grados!

- (él sólo oye: -ezo! -olen! -itos! -ados!) Yeah, cierto! "Esos huelen a ositos rebozados"  

- ¿Qué dices? ¿Me has contestado?

- No Cereza, sólo me he distraído con el vuelo de aquel remolino.

- ¡Anda, alísame la hoja, que últimamente se me encrespan mucho los pelillos!

- Mira, mira, mi amor, estamos obligados a estar juntos, pero nadie ha dicho que tengamos que estar unidos.

- ¡Hasta que la rama nos separe! ¿Ya no te acuerdas de lo que nos prometimos?

- ...yo sólo recuerdo...que lo dije muy bajito...

- ¡Me has hecho llorar! Mira: 1ml de zumo de cereza perdido en el vacío.

- Quiero que sepas que te acompaño y te soporto porque así lo ha decidido el destino, que si por mí fuera luciría yo solo ahí arriba, donde se alcanza a ver el todo: los campos, las montañas, las adolescentes cerezas, sus resignadas parejas.
Lo nuestro nos vino dado de nacimiento y eso me ha hecho pensar: ¿qué hubiera pasado si no hubiéramos coincidido?

- Mmmm

- Que de alguna forma te hubiera dado un primer beso, en la caja de la frutería, en el frutero de algún domicilio, en el árbol, durante la noche, tapándote con mis hojas porque sé que no soportas el frío.



sábado, 23 de mayo de 2015

SHOW MUST GO ON


My adventure book ha sido diagnosticado de obesidad mórbida.

He oído no hace mucho en algún sitio algo así como que: 1 de cada 4 personas nacen con el "gen de los viajeros". Pues bien, yo creo que nací con el "gen de la aventura" + el "gen del inconformismo" + el "gen de la curiosidad" + el "gen del lánzate si hay huevos" + el "gen de esto lo hago yo porque lo digo yo" + el "gen del viajero", por supuesto.

Todo este batiburrillo junto se ha materializado en un cuerpo de mujer que se ha dedicado la vida entera a escribir: cartas, cuentos, historias, recetas, diarios, blogs y ahora, recién estrenada y con muy buenas críticas, una obra de microteatro que me está haciendo sentir grande por momentos, que me está dando la oportunidad de conocer a mucha gente, que es mi orgullo personal...

...y justo en este momento me invaden los miedos. Noto como si tanta exposición pública me estuviera poniendo en peligro. Yo, prácticamente desnuda y sin escudos, me estoy dejando conocer demasiado, me empiezan a poner nombre y apellidos, se me juzga, se me cuestiona, se me observa, se me analiza... eso que a los demás les resulta tan fácil, a mí, que soy tan compleja.

Metaforeando: de repente pelotas de tenis vienen hacia mí y tengo que mantenerme alerta para esquivarlas. Los primeros días estaba despierta y fuerte, y yo, toda chula, inventaba hasta coreografías nuevas para los bailes de cabezas.
Ahora son balones de rugby los que se me lanzan y ya me va fallando la energía. Me he llevado algún que otro balonazo en la sien que me ha producido, entre otros síntomas, fuertes dolores y calambres en las piernas.


Y en medio del caos en el que reinan mis días, me doy cuenta de que gracias a todo lo que me ocurre estoy escribiendo el libro de mi vida. Ese al que llamé "Libro de aventuras" y que sólo por cumplir a rajatabla con el título elegido, se merece plasmar uno a uno, todos los instantes de cada día. Y estos hoy ya suman 14.975, con todos sus maravillosos amaneceres claros y cada una de sus noches oscuras y frías. 

viernes, 15 de mayo de 2015

MISS IVA

De la red

En el fondo creo, que aún sigo esperando la carta que lo diga todo. Esa que se escribe a corazón abierto, sin pensar en lo rectos que queden los renglones o en las manchas de tinta que adornen algunas esquinas.

La que se elabora en soledad, quizá con música melancólica colándose por alguna rendija, que te traslada en el tiempo y te recuerda irónicamente, que es el tiempo lo que más odias en este preciso momento.

En la que percibes el temblor de sus manos porque las letras se muestran ondeantes, semi escondidas, como si estuvieran preparándose para salir corriendo y camuflarse entre el caótico abecedario de una bolsa de sopa que guardas en la despensa.


En el fondo sé, que aún sigo esperando escribir la carta que lo diga todo. La que nacerá después de haberse estado gestando durante meses y meses en el interior de mi interior, valga la redundancia, la que cobrará vida cuando tus ojos la vayan desgranado. 
Imagino el momento y me lo invento de la siguiente manera: palabra leída, palabra que se levanta, palabra que salta hacia tus ojos, palabra que se integra como parte del todo, palabra que ya forma parte de ti.


Quiero pensar que cada vez queda menos para recibir tu carta y poder escribir la mía. Aunque muy en el fondo sé, que el viento se está llevando la tinta de tu pluma y que mis dedos empiezan a desgastarse con esta espera, que acrecienta, entre otras cosas, mis enormes dudas. 




viernes, 1 de mayo de 2015

JUNTOS

De la red

Tu interior crujió: porque te apreté muy fuerte, porque puse a prueba tu resistencia, porque por un instante te hice mío, porque la diferencia de temperatura te dio miedo, porque éramos dos seres vivos de diferente especie, y eso que sentimos...no era correcto ni estaba permitido.

Tú, un árbol inmenso, centenario y lleno de sabiduría. Tus raíces se extendían por debajo de la tierra y lograron alcanzar agua de ese arroyo en el que mi cuerpo se mojaba cuando el calor apretaba y yo creía que nadie me veía.

Yo, de carne y hueso, pequeña, perdida...

Probaste mi sabor sin buscarlo, me buscaste desde entonces sin quererlo. Nos unió un lazo invisible, lo sellamos con ese abrazo que hizo desaparecer todos mis complejos y mis miedos.

Yo admiraba ese don que te regaló la madre naturaleza, no dejar nunca de crecer, buscar siempre la luz, poder mantenerte a salvo estando a la intemperie durante los inviernos y las tormentas. Ser capaz de desplegar tus ramas en los días soleados para lucirte orgulloso y para cubrir, si fuera necesario, mi piel blanca y delicada, que se ha sentado junto a mis huesos a los pies de tu apoyo, para leerte un libro que guarda misteriosos cuentos de duendes y hadas.

Tú envidiabas mi libertad de movimiento, la posibilidad de acercarme al fuego, el hecho de poder llorar y de encontrar consuelo, pero sobre todo deseabas poder dormir y soñar sin restricciones, como que tus ramas crecían tanto que algún día podrían rozar el cielo.

Yo te aportaba, tú me nutrías. Éramos uno cuando estábamos juntos, éramos medio cuando la distancia se interponía. 



domingo, 26 de abril de 2015

REVOLUCIÓN

De la red
Sucedió una noche, en medio de una revolución de estrellas, la líder se subió al estrado, dio un golpe seco con la punta de su mano y dejó claro que las cosas habían cambiado a partir de ya.

Desde la Tierra les llegaban miles y miles de miradas tristes, voces que imploraban ser dueños de una de ellas, las etiquetaban y les ponían nombres terrestres, les pintaban coloretes, pelo, pestañas y sonrisas.  

Cada noche, a la hora de ponerse en fila para distribuirse y empezar a brillar, se armaba un motín entre bambalinas, porque todas querían llevar puestos sus complementos: sus pelucas, sus pinturas, sus mini uñas postizas y no podía faltarles su pin serigrafiado donde se leía su nombre.
Exigían ponerse siempre en el mismo sitio para que sus dueños pudieran observarlas y mandarles sus misivas.

Se habían humanizado y ahora sentían el miedo, la angustia, la emoción y la alegría.

Como albergar emociones sólo causaba problemas, la líder del grupo tomó una decisión Salomónica: a partir de ese día todas vestirían de uniforme y saldrían a trabajar agarradas de la mano.
Pero a cambio les ofreció un don que hasta entonces había estado infravalorado: que llegada cierta hora de la noche todas juntas empezaran a girar muy rápido, desprendiendo luz y color a la vez que garabatean mensajes de aliento para todas aquellas personas que lo necesitaban para calmar su corazón.

Mientras dormimos cada noche, miles de palabras se escriben en el cielo con tinta de estrellas. Algunas serán para nosotros y sin leerlas se deshacen en la madrugada como los nudos en las zapatillas nuevas.

Los que tienen la suerte de descifrar sus mensajes, portan grandes ojeras en sus rostros arrugados, pero albergan esa paz interior que todos y cada uno de nosotros estamos buscando.


sábado, 18 de abril de 2015

OCHENTA Y OCHOS

De la red

Hoy me imagino las historias de amor como ochos enrevesados que se unen entre sí al juntarse casualmente un día.

Algo cambia en tu interior, dejas de ser un ser egocéntrico y comienzas a dejar hueco para que las emociones, las ilusiones, los proyectos y los deseos puedan acomodarse entre tus muchos miedos repartidos por toda tu anatomía.

Voy a hacerlo sencillo:

Ya eres un 88. Despertarse tarde, acompañada en la cama, con los cuerpos enredados después de haber compartido escenas de sueños, como por ejemplo, que los dos estábamos escapando de los malos, nos perseguían, nos amenazaban... y llegado el momento, tú me abrazaste para protegerme de las balas que caían, y yo, como soy chiquitita y poco más podía hacer, intentaba escuchar los latidos de tu corazón para regalarte palabras de ánimo si notaba que las necesitabas.

Compartir los detalles de los sueños y reírnos un rato. ¡Oye, qué tenemos el pelo desordenado, legañas en los ojos y la boca espesa después de tanto kilómetro andado!

Desayuno tranquilo, con el ruido de los cacharros de fondo y el olor a café que inunda los sentidos.

El cielo está de un azul ceruleo que no se puede dejar de mirar, nos sentamos en las hamacas e inventamos palabras nuevas para los nombres de los colores que puedan describir los tonos que nuestras pupilas alcanzan a observar. A la vez, nos tapamos con una manta de pelo largo, y por debajo, nos damos la mano.

Después escribo durante un ratito y te lo leo con miedo ¿estará bien? ¿estará mal? Opinas que valgo para esto y que la sala de teatro lo va a petar. Sonrío por tu confianza, soy novata y no aspiro a ganar premios, soy tan feliz sólo con crearlo...

Comemos sin la tele puesta, aunque casi no hace falta comer, sólo con mirarnos nos alimentamos. Celebramos con un chín chín bien sonoro haber creado un plato de macarrones tan rico con nuestras cuatro manos.

El sueño nos vence en el sofá, duermes mientras te acaricio el pelo, duermo mientras me besas y me preguntas con los ojos semicerrados ¿cómo estás?

Preparo a escondidas un baño caliente y espumoso, notas el olor de esencia de vainilla que desprende mi cuerpo, yo te cojo de las manos, te desnudo despacito, nos acomodamos como dos ochos torcidos que ahora somos. La música que suena de fondo nos traslada a mundos escondidos.

Queremos ver una película que nos ayude a entender este enredo nuestro, pero buscamos y buscamos y resulta que a nadie se le ha ocurrido darle vida animada a ochos sueltos que vagan perdidos, para que se amen, se unan y después tengan muchos ochitos.

Así que decidimos que como estamos rodeados de libros, películas, música y teatro, mejor montamos nuestra propia obra maestra: esa que aún no se ha inventado, la que nunca nadie ha visto, la que pocos imaginan y ni mucho menos, nadie ha escrito.


viernes, 10 de abril de 2015

ALIANZAS

De la red

A Caperucita le habían enseñado que el bosque era un sitio lúgubre, feo y peligroso. Vivió su infancia rodeándolo una y otra vez. Algunos días se acercaba lo suficiente como para meter la cabeza entre las hojas de aquel viejo árbol centenario y creía ver color, observar el vuelo de las mariposas más bellas del lugar y escuchar cantos armoniosos que provenían de gargantas desconocidas.

Creció, Caperucita perdió la inocencia y un día primaveral del mes de mayo, decidió ir a coger frutas de temporada. Pensó que ya era hora de buscar nuevas especies dentro del bosque, y aunque le temblaban las piernas, se armó de coraje y empezó a andar.

La luz se colaba entre las ramas de los árboles, que proyectaban figuras imposibles en el suelo lleno de barro y helechos verdes. 

De repente, sus ojos sufrieron una transformación y por arte de magia ante ella se mostró: era el lobo del que hablaba la gente, ese animal peludo que se comía a las personas que osaban cruzarse en su camino, ese que utilizaba los huesos más finos para hacer en sus ratos libres miles y miles de palillos, ese que tenía unas garras tan afiladas que partía la carne sin esfuerzo y que si quería, podía bordarla.

Ella no lo percibió así, ella vio tan sólo a un ser vivo, cuya mirada le decía que necesitaba intercambiar unas palabras, que quería explicarse y compartir lo que llevaba dentro, que lo habían juzgado un día sin preguntarle ni conocerlo.

Desde entonces y hasta hoy en día, cada tarde pasan un rato juntos. Caperucita descubrió que el lobo no construía palillos, que era vegetariano y que tenía poco pelo, pero muy suave y acondicionado. 
Pudo conocer el bosque bien a fondo y se bañó en aguas cristalinas, observó de cerca el vuelo de las libélulas, comió bayas dulces y nutritivas...

"La mayoría de la gente está ciega y vive equivocada" -dijo un día el lobo, "transmiten sus miedos y su propia mirada a sus hijos, sin ofrecerle la amplitud de caminos que tenemos ante nosotros".

Esa tarde una lágrima cálida brotó de sus ojos, por fin tenía una aliada en ese difícil mundo que él había elegido: el bosque que desde fuera se veía triste y oscuro, pero que dentro tenía más vida que en la mayoría de edificios repletos de mujeres, niños y maridos.


sábado, 4 de abril de 2015

MI POETA


Poetas... desearía vivir dentro de la habitación desde la que trabaja alguno de ellos, ser nada más que una palabra elegida al azar, pero una de las que se necesitan a menudo, esa a la que se recurre cuando la rima no brota, cuando la cabeza duele, cuando el bloqueo visita el bar.

Quiero sentir cómo ese lapicero tan especial me va creando, dirigido por unas manos firmes que en ocasiones tiemblan al percibir que van a ser cómplices del nacimiento de una poesía única, dedicada, dirigida a alguien con nombre y apellidos.

Los trazos curvos se combinan con los rectos, cierro los ojos y disfruto de ese vértigo agradable, pero acaba con un final inesperado: una lágrima cae junto a mi "m" tan bien caligrafiada, ¡es tan sensible mi poeta!

Cuando se van completando los versos que componen el soneto, una sombra oscura visita la estancia. El trabajo está hecho, el mensaje ha brotado, dentro de su pecho queda un vacío inmenso, necesita salir a la calle y observar el entorno, empaparse de la realidad enmohecida por la escasez de empatía, vuelve a casa cabizbajo e intenta encontrar motivos entre la música antigua, esa que antes lo removía.

Piensa un poco y llega al convencimiento de que necesita que le rompan el corazón, que sólo cuando se sumerge en ese estado nacen las palabras más bonitas, las rimas consonantes, las sinalefas sin ton ni son. Es capaz de crear entonces romances que recitarán miles y miles de aficionados en lugares elegidos por su ambiente y su decoración, los blancos rotos de las paredes combinados con láminas pintadas a mano que te ayudan a sumergirte de lleno entre las letras y la musicalidad de las que sólo los poemas son propietarios.





jueves, 19 de marzo de 2015

ALMAS

De la red

¿Qué verá la niña que todas llevamos dentro cuando mira por la rendija que abre camino hacia el interior?

Montones de órganos plácidamente acomodados entre emociones mullidas, sentimientos algodonosos, miedos semiescondidos, planes a medio crear, sueños inacabados, ilusiones por disfrutar.

Un día me atreví a meter la mano, estiré el dedo índice y creí rozar lo que por ahí llaman el alma. Estaba caliente, tembló al darse cuenta de que había sido descubierta, se arrugó como queriéndome decir que ese encuentro no era posible, creo que hasta se ruborizó porque consideraba que no estaba bien vestida para recibir visitas.

Ese día aprendí a mirar a través del tacto, entendí que mis manos tenían un poder que desconocía: despertar almas, enseñarles lo que es la vida, con sus cosas bonitas y con sus tragos amargos, con los días brillantes y las noches oscuras.

Poco a poco se iban desplegando, cada vez ocupaban más espacio y ya podía hacerles cosquillas en la tripa, conseguí incluso verle los ojos a una de ellas, eran pequeños, color coca cola, con una pupila verde botella que tenía la capacidad de compartir la visión de su mundo con otros planetas.

Qué sensibles se mostraban ante mis pequeños titubeos cuando yo preguntaba agachando la mirada si era posible transformarse en alma habiendo sido antes ser humano incompleto. 

Eran ellas las que en esos momentos hacían un esfuerzo enorme por bajarse a mi altura, me buscaban el dedo meñique y lo apretaban complacientes con sus pequeñas manos de carne sin huesos, se convertían entonces en mis maestras, insistían en que levantara la cabeza y me mostrara orgullosa para decirme: que todas las almas que habitan dentro del ser humano fueron un día incompletas pero que se nutren de nuestras vivencias. Que depende de nosotros llenarlas a tope o dejarlas a medias, pero eso sí, un alma completa sólo se consigue si la cuidas y eres consciente desde niño de su presencia. 


jueves, 12 de marzo de 2015

AMANTES


Unos amantes cualquiera. Ese día decidieron traspasar el umbral que marcaron como infranqueable durante las primeras horas de aquel primer encuentro fortuito ya alejado en el tiempo.

Entraron agarrados de la mano, desnudos, como mejor se conocían. 

Notó él cómo la piel de ella se erizaba, la cogió por la cintura y su mano se cerró como queriendo dejar claro que pasara lo que pasara, nada los separaría.

Ella podía oír cómo la respiración de él se agitaba, tan hombre, tan buen amante, pero con un miedo de niño ante lo desconocido como nos pasaría a cualquiera.

De repente brotaron las palabras, esas que nunca se habían dicho porque hasta entonces el lenguaje de sus cuerpos era el único que hablaba. Sin poder controlarlo, de sus bocas nacían deseos, anhelos, promesas, pequeñas venganzas, motivos de las lágrimas caídas, razones de sus sonrisas...

El mundo de detrás del umbral era un espacio con demasiada gente. Si querían hablar ya no podían, ahora gritaban. Dejaron de reconocer sus voces, acostumbrados a escucharlas susurrando sólo ciertas palabras que encadenadas en el orden correcto e intercalándose entre jadeos y cómplices miradas, formaban melodías que en la memoria se les habían quedado grabadas.

El gentío los separaba, a ella la miraban deseándola, a él lo apartaban y lo ignoraban.

En un arrebato de romanticismo, él la cogió como para acunarla, la abrazó tanto, tanto, que cubrió todo su cuerpo para que nadie la dañara. Buscó el camino de vuelta, la sintió tan suya durante esos instantes que al tumbarla en la cama para que descansara, primero retiró el pelo de su cara, segundo secó el sudor de su frente y tercero, así sin pensar en las consecuencias, le dio un beso en los labios, profundo, sincero y por primera vez con los ojos cerrados, deseando más que nunca, que ella no desaparezca.

sábado, 7 de marzo de 2015

ALUVIÓN DE COSAS BONITAS



Mi labor de hoy ha consistido en sentarme a observar. Y el resultado no puede haber sido más positivo, captar gestos, movimientos, oír palabras sinceras, otras emocionadas, sentir el sol más cerca, estirarme para agarrarle de la corbata y devolverle, estando ya cara a cara, un guiño cómplice queriéndole decir: "por fin has aparecido, te has hecho de rogar".

Hoy me he demostrado a mí misma que ser feliz es una cuestión muy personal, que si alguien cumple años debes tener un detalle bonito y especial, que si otro está llorando por un desengaño debes ofrecerle tu hombro para que no se sienta solo y que si aprendes a formar un grupo variopinto para crear, una historia propia que parecía simple y pequeña se convierte en algo digno de representar.

Desde la alegría que se respiraba en la calle, al perro perdido y asustado que acogí en mi casa, desde el encuentro fortuito con un amigo, hasta la ayuda que presté a una anciana, hoy todo ha resultado ser perfecto y lo guardaré en la memoria para volver a él cuando las dosis de reservas positivas se vayan agotando con los días.

Por exigencias del guión mañana he de ponerme un disfraz, si pudiera elegir quisiera ser pétalo blanco de margarita silvestre, que orgulloso se estira cada mañana para llevar a cabo la labor de sus días, completar la flor que sin fallos o defectos adorna una parte del campo muy cuidada, siendo consciente de que soy pequeño e insignificante así grosso modo, pero que sin mí, la totalidad sería imperfecta.

jueves, 26 de febrero de 2015

ALTOS Y ESPIGADOS

De la red

Con zancos, porque hay temporadas en la vida en las que dar pasos adelante se presenta complicado.

De puntillas, si eres una elegante bailarina luce, pero si te obligan a permanecer en esa postura duele.

Con zancos y de puntillas, porque si añadimos lo que parece un simple movimiento al caminar con zancos, el transitar normal de nuestros días se vuelve casi imposible.

Nací para expresar lo que llevaba dentro, comencé tímido, sencillo. Poco a poco he ido encontrando las palabras adecuadas a cada momento vivido.

Hay días en los que parece que bajo en picado hasta el centro de La Tierra, que en el descenso me araño los brazos con las piedras que encuentro por el camino, que mi piel se quema según me acerco al núcleo, que mi vista se nubla por no llevar los ojos protegidos.

Otros sin embargo, me elevo hasta las nubes y doy largos paseos respirando aire puro, la calma me invade, la soledad me alivia, el color azul tan intenso del cielo provoca que las lágrimas que guardo en el bolsillo de la felicidad broten porque no quieren perderse ni ellas ese espectáculo tan brutal.

En todo este tiempo he aprendido que lo verdaderamente importante es intentar disfrutar también del camino. Del que nos lleva al mismísimo infierno, porque de él volveremos renovados, cansados sí, pero con kilos y kilos de aprendizaje y conocimientos. Y del que nos envía al cielo, ese que produce vértigo según se sube y del que bajamos gruñendo porque no queremos.

Voy a barnizar una vez más los zancos y quizá le pinte flores, notas musicales y animalillos. Me los pondré cada mañana para practicar en cuestas o subir bordillos. Quiero llevarlos puestos cuando suba o cuando baje y deseo que sus desventuras dejen su firma en privado o en público, pero en un público reducido.