jueves, 31 de enero de 2013

UNA SONRISA


Me enseñaron o aprendí, que cogerse de la mano puede ser una experiencia indescriptible, si te centras en sentir cada milímetro de su piel.

Aprendí o me enseñaron, que cada día debes sonreír un buen rato, dar saltitos de alegría o tirarle un poquito de la cola al gato.

Mantener esa cordura que domina la infancia, si es blanco es porque es blanco, si es verdad es porque no es mentira, si corro es porque me pillan y no por tener prisa, si enfermo sé la causa y me tomo una aspirina, voy al cole con la mochila y le pongo ojitos a la vecina...

Dónde queda todo lo vivido, cómo es posible no recordarlo, ¿cuándo nos convertimos en simples máquinas expendedoras? Damos lo justito sólo si antes hemos recibido.

Me peinaré con coletas, me calzaré los patines, me sorprenderé de casi todo, pero nunca lo olvides: la madurez no implica perder la ilusión, búscala en todo momento, si insistes y la conquistas, se quedará a vivir frente a tu habitación.

miércoles, 23 de enero de 2013

NOSOTROS

Un día paseando por Sevilla, en mi primer visita al Sur, esa Andalucía que cautiva, que llama, que atrae, una mujer con una ramita de romero en la mano, insistió en leerme el futuro.

Entonces mi inexperiencia era tal, que osé a dársela, me creí lo que decía y pagué con papel, como indican las normas.

Todo era nuevo para mí, como recién acabada la metamorfosis de la mariposa, ahora podía volar y estar a salvo de muchos depredadores, pero creía que también implicaba la palabra tan temida: soledad.

Nada más lejos de la realidad, desde entonces somos uno, desde entonces llamo vida a todo lo que siento, a todo lo que pasa.

Y si el balance de los años vividos se midiera en besos y en miradas, no serían 23, serían miles o millones, una cuenta que aún está a medias y que si se desborda un día, la aprovecharemos para hacernos un pastel y medio con forma de corazón, de sabor a fresa, con adornos de chantilly y dosis y dosis de paciencia.


domingo, 13 de enero de 2013

DEL REVÉS


Si un diente de león, y no un colmillo carnívoro precisamente, se atreve a nacer en el mes de enero. Si hay margaritas, de esas para arrancarles las hojas, a su lado. Si abejas aún flacuchas revolotean a su alrededor buscando alimento... es que algo raro está pasando.

O mirando desde otro punto de vista, podemos pensar que en ocasiones es bueno saltarse las normas, que no es necesario que las horas del día controlen tus hechos, que si un rayito de sol alcanza mi cuerpo, me estiro o encojo según me apetezca, que si hace frío me pongo el abrigo o me quito la camisa, que el calendario no obliga a seguir una rutina.

Quién sabe, quizá sea hora de deshacerse de lo preestablecido, tomar el camino de las piedras y, aún con riesgo de torcerse un tobillo, intentar llegar a la meta sano y salvo pero, eso sí, con moreno en la cara y sonrisa de niño.

jueves, 3 de enero de 2013

DE ESA POBRE VIDA

Si hay algo que valoro y por lo que me encuentro ahora mismo plena, es tener tiempo para dedicar a mis libros. 

Pero tiempo de calidad, hacerlo con calma, entender, repetir, reflexionar...

La frase de hoy: "Lo que realmente me angustia es cómo nosotros, de forma deliberada o inconsciente, empobrecemos la vida"

Como si lo viera ahora todo desde muy arriba, observo la rapidez con la que se mueven los demás, desde mi paz, mi calma y vislumbro poco más que animales en movimiento, como si unos hilos invisibles tiraran con fuerza para llevarlos a su destino rutinario y hostil.

Nos centramos en lo superfluo y nos olvidamos de lo íntimo, de lo personal. Juzgamos a los demás por sus logros, por sus hechos y consideramos que cuanto más haga una persona en 24 horas, más digna de halago es.

El cambio es sustancial, estoy enriqueciendo mi vida, me rodea pura naturaleza con sus detalles brutales que consiguen hacerme sentir viva.

Estaba ahí y no lo sabía, hay qué ver lo bien que sienta soltar lastre cuando éste se vuelve pesado, tóxico y amenazante para la propia supervivencia.