miércoles, 21 de mayo de 2014

EVOLUCIÓN

Un día, así de repente, te paras a mirar y te das cuenta de que tu vida se ha dividido en varias partes, como piezas de un puzzle que estaban cuidadosamente unidas unas a otras, pero que el manotazo de un niño enfadado hizo que se separaran y se mezclaran, de tal forma que por más que lo intenten, ahora no encajan.

Intentas hacer memoria, comparas el pasado y el presente, y te sorprende un dato: durante el tiempo que han pasado separadas, las piezas han sufrido cambios, de tamaño, de color, de textura y hasta de olor, las que antes iban juntas, ahora no pueden ni rozarse.

Lo que toca a partir de ya, y supone un gran esfuerzo, es buscar y buscar hasta unirte a la perfección con piezas con las que compartas rasgos y pensamientos, forma de vida e ilusión, esas con las que la conversación nace fluida, con las que no se esconden los miedos, la angustia o la desesperación, esas que te ponen fácil la adaptación a un nuevo grupo, que te dan la mano y te la aprietan, sin provocar dolor.                             

Y sin más, un día soleado te dejará ver que por el mundo están esparcidos pequeños puzzles nuevos y resistentes al calor, con raíces invisibles que los unen por debajo, que pueden parecer vulnerables a simple vista, pero en el fondo, no lo son. Formaremos parte del todo, pero descansando en nuestro sitio, donde no hay malentendidos, desinterés, miradas ausentes o diálogos vacíos.


lunes, 12 de mayo de 2014

PATINANDO


En esas ocasiones en las que la vida se pone patas arriba, hago lo que haría un ciempiés subido a unos patines mientras se desliza por el hielo, no hay más remedio que dejarse llevar, no protestar por las muchas magulladuras o moretones que te hagan las caídas y practicar hasta conseguir guardar el equilibrio por duro que sea, para poder empezar a disfrutar cuando aumentes la velocidad y notes la sensación del viento acariciando tu cara.

Esa sensación es comparable al vértigo que me produce el paso del tiempo, sabes que llegará, incluso deseas llegar, pero que sea tan
"así sin más": añadir años a nuestra edad, soplar cada vez más velas y pedir más deseos. Sentir que falta algo por hacer y tener ganas e ilusión por hacerlo...eso echo de menos yo, un poquito más de inocencia que me haga creer que se cumplen los anhelos...

Mientras llegan y se hacen realidad, iré creando caminos, a base de rodar hacía delante o hacía atrás, de dar vueltas, saltos y brincos. Lo mejor es saber que dependo de mí para crear la ruta del sendero, que con una gran sonrisa me abriré paso entre la maleza, esquivaré piedras, ríos o regatos y daré puntapiés a las alimañas con las que me tope por el trayecto.

sábado, 10 de mayo de 2014