viernes, 29 de agosto de 2008

Compañía inesperada


Hace días que he notado una presencia revoloteando a mi espalda.
Al principio no le di importancia, ahora comienza a ser preocupante.
Descubrí que se trataba de una mariposa al tercer día, cuando por unos instantes me esquivó y se plantó delante luciendo sus maravillosas alas, planeando y haciendo piruetas frente a mí.
Era blanca, color que se asocia a la luz, la bondad, la inocencia, la pureza y la virginidad.
Entonces ¿por qué me perseguía precisamente a mí?
Comencé a buscar información y he aprendido que las mariposas pasan por cuatro fases bien diferentes en su vida: huevo, larva, crisálida e individuo adulto.
Algo parecido a las etapas de maduración humanas, pero sin cambios tan aparatosos como encerrarse en un capullo de seda durante un tiempo para salir hecha todo una belleza, aquí lo más parecido es Corporación Dermo ¿qué?. Todos me entendéis.
Me pregunto ¿de qué depende el color final de sus alas? Por momentos me pongo a pensar que si nuestra piel estuviera pigmentada de los colores que nos corresponden según nuestro carácter y personalidad todo sería mucho más fácil a la hora de forjar una primera impresión.
Amarillo: alegría, felicidad, energía. Rojo: pasión, peligro, guerra, amor (curioso compartir color). Azul: lealtad, confianza, sabiduría. Verde: armonía, crecimiento, fertilidad. Negro: poder, elegancia, formalidad, misterio, muerte.
La naturaleza es bien sabia y nos dotó a los humanos de unos colores de piel uniformes, pues se sabía que tendemos a variar de color a cada momento y otorgarnos un sistema parecido al de los camaleones debía de salir bastante caro y problemático.
De momento sigo paseando al lado de mi mariposa blanca, a ver si se pega algo y comienzo a resplandecer en la oscuridad.

martes, 19 de agosto de 2008

Búsqueda







Llevo dos semanas sintiéndome así de pequeñita, más frágil que nunca, con un único deseo: dormir, aislarme del exterior, alejarme de todo lo que causa estrés, ruidos, luces, llamadas de teléfono, malas noticias, señores y señoras vestidas de blanco avanzando por el pasillo. Creo que voy a desarrollar algún tipo de fobia hacia los hospitales en general y hacia los médicos en particular.



Observo la foto y me doy cuenta de que llegamos a este mundo sin nada en los bolsillos, de hecho llegamos al mundo sin bolsillos, por algo será. Los que llevan aquí más tiempo se encargan de proporcionárnoslos y de llenárnoslos sin preguntar o valorar qué es lo que necesitamos. Como rebaños de ovejas, todos seguimos el mismo camino.


Por momentos me gustaría tener la posibilidad de empezar a llenarlos de nuevo, vaciar los que llevo tan cargados, hacer limpieza exhaustiva y comenzar ordenándolos por orden alfabético y en estanterías separadas entre sí a la medida de 5 centímetros.


Mi espíritu rebelde, resistente a hacer lo considerado "correcto" se está volviendo en este momento mi mayor aliado, no me reprimo, si quiero llorar lloro, si quiero gritar grito, si quiero callar callo, estoy en todo mi derecho, y además considero que nunca he tenido más motivos para hacerlo.


Ahora no pienso, siento. Y noto que voy por el buen camino.

Aunque sinceramente quisiera, por unos instantes, volver a ser así de pequeñita.


miércoles, 13 de agosto de 2008

Silencio



Nunca he querido mostrar los malos momentos que todos pasamos, el blog lo creé precisamente para evadirme de ellos, para dejar escrito lo bueno, para compartir experiencias.

Pero hoy no puedo evitarlo, mi papá está muy malito. El blog no volverá a tener entradas hasta que mi estado de ánimo cambie.

¡Fuerza, papi, tú puedes!