martes, 29 de septiembre de 2015

REGALO

De la red

Quisiera empaquetarte muy despacio, con un papel suave y acolchado por dentro, porque tu piel es muy sensible si no la tocan mis manos, que están siempre calentitas e hidratadas para poder fundirse contigo y conseguir así, el equilibrio perfecto.

Tendrías forma de cuadrado, me gustan los números pares, las simetrías, los ángulos rectos, los vértices que no pueden mirarse entre ellos, crear la duda de si eres la base de apoyo o el lado rebelde e incorrecto.

Papel decorado con notas musicales, para que si te aburres durante el trayecto, con un simple toque, oigas tus más queridas canciones. Todas empezarán con violines abriendo el paso a las palabras y las cerrarán tus gestos, de alegría, de tristeza, de añoranza, de deseo...

Te enviaré a varios destinos y viajarás durante un año.

El trato será que la persona que lo reciba lo mantenga a la vista durante unos días, que cada mañana al levantarse se muera de ganas por abrirte, que imagine tu forma, que haga cábalas y que se ilusione, pero que te deje ir cuando corresponda, sin llantos ni lloros, con convencimiento y coraje.

Ah, olvidaba decirte que en vez de remite, escribí el siguiente mensaje: 


¡ATENCIÓN!
Cosas bonitas
dentro

Eso quiere decir que igual no vuelves, pero en el fondo deseo fervientemente que ninguna mano se haya atrevido a abrirte antes de tiempo, sin haberme dado la oportunidad de ser yo quien te quite con cuidado el celo que te sujeta para que no desparrames tus cosas bonitas por el suelo.


lunes, 21 de septiembre de 2015

APUESTA


La cara:

"¡Apuesto un corazón y me juego también medio bote de pastillas de las que inhiben el sentir!

¡Fíjate que la apuesta es grande! Si no sale bien, habrá días en los que nada me aislará del dolor, correré el peligro de que mis ventrículos y mis aurículas se confundan en sus funciones, mi sangre no reconocerá su camino y quizá me vuelva de color azul...

Y tu color favorito es el rojo...

Y ya no me verás tan atractiva...

Y tendré que cambiar el color de mi ropa, de mi pelo, de mi sombra de ojos y de mi carmín...

Y pareceré una persona enferma que se agarra a sus últimos días de vida con la debilidad de unas uñas azules y quebradizas.

"Todo eso, y mucho más, me juego, todo eso por ti"


La cruz:

"Pon ese corazón tuyo ahí en esa caja, junto a los demás. A ver, déjame que le eche un vistazo así de lejos...

Vaya, tiene mucho brillo y un color muy intenso, ese es de los que laten fuerte y molestan por las noches con su ruido.

Lo que voy a hacer es guardarlo en el desván, allí lo meteré dentro de un saco viejo lleno de trigo, así si rebota cuando se altere, producirá sin mucho esfuerzo palomitas de maíz para nuestras tardes de domingo.

Si se pierde cualquier día, yo no me hago responsable de su búsqueda. Me bastará con abrir el cajón y colocar uno nuevo entre mis sábanas, me aprendo su nombre y como dice el guión, toca actuar"

La cara:

"... pero mi apuesta es muy arriesgada"

La cruz:

"...yo nunca me salgo del guión"

La cara:

"...puedo perder hasta mi corona"

La cruz:

"...fíjate, el que no juega no gana, yo nunca llegue a tener una corona y, sin embargo, creo que ya tengo tu corazón"

viernes, 11 de septiembre de 2015

EL BESO

De la red

Cerrar los ojos y llegar a sentir los besos en el alma, esa sería una bonita forma de empezar.

Nuestras miradas se cruzaron un día y quedaron enganchadas de por vida. Crearon tal dependencia, que si no se encontraban de vez en cuando, se apagaban, rozaban la ceguera, daban tumbos y terminaban modificando pedacitos de la realidad.

Los labios se pusieron celosos y envidiaban la magia que los rodeaban, daban besos a diestro y siniestro, pero siempre se regalaban y como consecuencia, siempre se perdían.

Nuestros ojos leían poesía, los besos contaban películas de ciencia ficción.
Las miradas se daban la mano, nuestros labios no dejaban de intentarlo.

Desanúdame el enredo que vive dentro de mí, estira en el suelo el lienzo de esta historia inacabada y pinta lo que está por venir. Te presto mis pinceles viejos, esos que han perfilado tu cuerpo muchas veces, sin tú saberlo.

Pinta besos, de todos los tamaños y todos los sabores. Escribe palabras, que sean delicadas y suenen bonitas. Guarda el secreto y prepara sorpresas. 

Y así, poquito a poco, cualquier día y en el lugar más inesperado, nuestros labios, junto a nuestros ojos, compartirán nuestras rarezas.



jueves, 3 de septiembre de 2015

NUBEÓLOGA



Estiro los brazos, toco las nubes con los dedos si me pongo de puntillas y, lo hago. Alargo mi cuerpo, valoro las texturas y me quedo con las más mullidas.

Empiezo a cortar por aquí, a limar por allá, las cargo de humedad para que estén más consistentes, le aplico el secador cuando deseo ligereza.

En mi taller guardo cientos de bocetos inacabados. Las tardes de tormenta se revuelven y forman remolinos porque quieren salir, pero las paredes son fuertes y yo aguanto el temporal, aunque acabe empapada.

Sólo las dejo libres cuando son lo suficientemente adultas como para reconocer su importante función en la vida de las personas, las educo en valores, en visión nocturna, en trigonometría. Paso años enseñándoles a escurrirse como lagartijas, a hacer quiebros cuando no son bienvenidas, a volar sin restricciones, a llorar si la tierra está seca.

El orgullo que yo siento cuando las veo allí arriba sólo es comparable al placer que me produce ser capaz de interpretar sus mensajes.

Todos los atardeceres, sentada en la habitación con vistas al oeste, sosteniendo una libreta en la mano, las observo durante unos minutos y anoto lo que me dicen. Yo no sé cómo lo hacen, pero siempre terminan desapareciendo mientras me hablan, creo que quieren dejar la conversación a medias para que haya más momentos, más diálogos, más presencia...

Las nubes lo ven todo desde otra perspectiva. Yo me digo una y otra vez que ojalá tuviéramos todos la suerte de verlo y no callarlo, sino contarlo y hacer algo al respecto.