jueves, 28 de mayo de 2009

LO QUE NO SE VE


Callo tanto, albergo una mochila acoplada a la perfección en alguna parte de mi, que no se nota, no traspasa, no se mueve.
Me pongo las gafas de sol, de las grandotas y veo la vida pasar: siempre me ha gustado observar a los viandantes, imaginar cómo serán sus días, intentar captar una migaja de lo que son con sólo mirarles a los ojos.
Pero me encuentro con que la mayoría también oculta su mirada, con la excusa de que hace daño el sol, más daño hacen otras cosas, me digo yo, y upss, veo que no predico con el ejemplo.
Estiro una pierna, toco con la punta del pie el exterior, comienzo a formar parte de su mundo y de repente me encuentro envuelta en una espiral sin posibilidad de retorno, corro peligro en cada vuelta, me mareo, me alivio, río, lloro, grito, salto, descanso, me altero, un caos hermoso que consigue que duerma por las noches como un bebé no llorón.
Las etapas sin color me dejan agotada, pintaré al igual que en mis cuadros, figuras extrañas y sin sentido que transmitan algo al que los mira, pero eso sí, con color, mucho color para así tener un motivo para comprender el por qué de las gafas de sol de todo aquel que me mira.

sábado, 16 de mayo de 2009

SUPER ándonos


Músculos desarrollados como cualquier adicto al gimnasio, no es de extrañar, pues vuelvo de cargar con una piedra bastante gordota y cuesta arriba, con lo que eso supone.
Me veo andando por una calle estrecha, oscura, en una noche desapacible. En los edificios que se levantan a los lados algunas ventanas dejan ver algo de luz, joeee, parezco Zafón, lo dejo aquí...
La vida es bonita para algunos, mejor para otros, a veces te preguntas donde están las mariposas, el sol o ese olor que te hacían disfrutar tanto de nada, sacar de donde no hay, debo tener un compartimento especial en mi cerebro que dosifica por miligramos su efecto, el peligro está cuando la frustración es tan grande y las dosis siguen siendo las mismas, entonces como cualquier adicto buscas dentro o fuera, cerca o lejos, algo que te calme.
Mmmm, qué peligrosas esas etapas de no sé quién soy, adónde voy, ¿qué quiero?, ¿por qué estoy aquí? O se mantienen los pies en la tierra, aunque no te sientas realmente ahí o se corre el peligro de elevarte por los cielos, subir, traspasar la atmósfera y quedarte girando alrededor de la Tierra observando la vida de los demás y encima creyéndote con el derecho de opinar y juzgar.
He reatado a mi tobillo una gran pesa invisible que me mantenga pegada al suelo, además le daré un uso extra y trabajaré mi cuerpo para ponerme fuertota y ser capaz de sobrellevar lo más correctamente lo que me/nos viene por delante.
El día que no perciba el olor que me active, buscaré un sustituto que engañe a mi sentido.
He vuelto.