jueves, 31 de enero de 2013

UNA SONRISA


Me enseñaron o aprendí, que cogerse de la mano puede ser una experiencia indescriptible, si te centras en sentir cada milímetro de su piel.

Aprendí o me enseñaron, que cada día debes sonreír un buen rato, dar saltitos de alegría o tirarle un poquito de la cola al gato.

Mantener esa cordura que domina la infancia, si es blanco es porque es blanco, si es verdad es porque no es mentira, si corro es porque me pillan y no por tener prisa, si enfermo sé la causa y me tomo una aspirina, voy al cole con la mochila y le pongo ojitos a la vecina...

Dónde queda todo lo vivido, cómo es posible no recordarlo, ¿cuándo nos convertimos en simples máquinas expendedoras? Damos lo justito sólo si antes hemos recibido.

Me peinaré con coletas, me calzaré los patines, me sorprenderé de casi todo, pero nunca lo olvides: la madurez no implica perder la ilusión, búscala en todo momento, si insistes y la conquistas, se quedará a vivir frente a tu habitación.

5 comentarios:

Ana dijo...

Te enseñaron o aprendiste muy bien, la mejor táctica para ver la vida de colores con alegría y esperanza.

Besicos y sigue sonríendo.

Noelplebeyo dijo...

es un planteamiento perfecto, a excepción de tirarle de la cola al gato...

Para eso están los perros

A los gatos hay que dejarlos acurrucados sobre nuestro cuerpo

Ingrid Dietrich dijo...

Amiga no dejes de mimar y de jugar con esa niña preciosa que tienes dentro y que a veces de forma encantadora toma el mando. :-)

A. Sandler dijo...

interesante post, me has convencido.
me pasaré por aquí.

María dijo...

Ana: bienvenida!! Esa es la intención, ponerle color a tanto negro!

Noel: es que resulta tan tentador...

Ingrid: no sé si será preocupante, pero es cierto que me visita a menudo.

A. Sandler: Bienvenido! Pues aquí te espero.

Besosss