![]() |
De la red |
Me cubriste los ojos con una lente de aumento para que todo lo que enfocaran mis cristalinos tuviera una importancia más que relevante. Y me creí que el mundo era así de bonito.
Pasear agarrados de la mano se ha convertido en mi pasatiempo preferido, noto cómo las pieles se rozan y el equilibrio natural de la vida compensa nuestras temperaturas. Así ninguno de los dos está expuesto a pasar mucho calor o demasiado frío.
Me niego a creer que algún día, quizá próximo, quizá lejano, desearé quedarme con mi calor corporal y no compartirlo. Yo, que sufro desmayos cuando me baja la tensión a los suelos, necesito cada cierto tiempo mi droga de invierno poético.
Tampoco quiero pensar que tú, que portas una gran corazón de hielo, renuncies a mis veranos tropicales que te salvan de terminar alojado en el congelador de un restaurante noruego.
La lente de aumento también me provoca que mi visión del futuro sea, a pesar de las previsiones negativas, maravillosa.
Tendremos un hogar sin ruidos donde nos alojaremos fines de semana alternos, uno lo pasaremos con la gente sin lentes, porque necesitamos nuestra dosis de personas corrientes, y otro aislados de todos los peligros, aunque correremos el riesgo de quedarnos eternamente dormidos.