martes, 9 de agosto de 2016

LECCIÓN DE VIDA


De la red

Subí tan alto que conseguí tocar las nubes con la punta de los dedos y estaban tan frías que se me congeló el sentido del tacto. Desde entonces no se producen cambios en mi cuerpo cuando acaricio, cuando rozo o cuando señalo con el dedo índice a un señor que lleva pantalones rosas y morados.

Comencé a perder el gusto un día al comer marisco, mi estómago me pedía carne y al defraudarlo o intentar engañarlo, cogió sus maletas y se fue a vivir al sótano de un restaurante vegetariano.

Mi tacto y mi gusto coincidieron una noche en un callejón oscuro. Tacto iba dejando un rastro de piel y gusto una baba gelatinosa, al juntarse formaron una especie de charco que comenzó a agrandarse ayudado por la lluvia que caía y empezó a inundar las calles, se vertió por las alcantarillas y se quedó esperando tranquilamente en la mayor parte de las tuberías.

Desperté esa mañana con un ligera sensación de melancolía, me dolían las neuronas, los glóbulos rojos, las hormonas arrastraban sus axones y no se conectaban cuando yo se lo pedía. 

Bajé a los infiernos y allí permanecí unos días a oscuras. Hasta que un famoso terremoto sacudió los cimientos de las casas y las gotas empezaron a salir de las cañerías, se esparcieron por todo mi cuerpo y recuperé las dosis que necesitaba y no tenía.

Fue así como aprendí que los temblores provocan catástrofes en la superficie, pero asientan y regulan los interiores de pequeños y mayores.



13 comentarios:

Sbm dijo...

María, chica... tu escrito tiene tantas interpretaciones, y algunas tan fáciles para meter la pata, que me haré un mecallo respecto a mis extracciones :-P. En todo caso, tienes una manera de expresarte muy bonita. Siento repetirme.

Un besito en la frente. :-)

A. dijo...

Sin duda alguna que perder el sentido del tacto y del gusto debe ser un poco como habitar el infierno.
Degustar una muy buena comida o disfrutar de la más sutil de las caricias son de esas cosas que nos hacen sentir esa "cosquilla", esa fracción de segundo de un placer tan pleno que casi ralla en doloroso.

Los temblores necesarios diría yo, mucho más después de tocar el cielo.

Tú lo dices más bonito.

Un beso, María.

Noelplebeyo dijo...

Temblar es el presagio de sucumbir al sentido

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

mi tacto creo que aún lo conservo y mi gusto quizá esté cambiando de sabores....
siempre un gusto leerte aquí y allí en mi casa
besos miles.

Katrina dijo...

Yo te leo y pienso que tu podrías entender todo lo que no digo.
Me gustan los temblores que devuelven el sentido

Saludos!

Liliana dijo...

Al final, lo principal es lo que se aprende.....

Qué imaginación, me gusta!

Besos de sol =)))))

María dijo...

Gracias por leerme.

Besos

María dijo...

No puedo expresarlo mejor.

Guapa!

María dijo...

Eso es, temblemos.

Besos.

María dijo...

Un gusto conocerte cada día un poco más.

Besazos.

María dijo...

Creo que te entiendo perfectamente.

No estás sola.

Un abrazo.

María dijo...

Eso es lo importante, ir creciendo.

Besos mil.

Anónimo dijo...

Plagio en blog. daphnelaluna plagia todos sus post . A otros blogs , a escritores con poesias registradas. En su penúltimo post plagió este casi completo.es un delito y recibir elogios por lo que no es tuyo es una verguenza.DESDE QUE LE AVISE PUSO PRIVADO SU BLOG.HAY QUE AVISAR.
NOCHES ETERNAS DEL POETA…
Cual es mi destino…?
camino por los senderos de mis sentimientos,
huyendo… sin volver la vista atrás,
quiero ir a ese lugar donde desaparece el sol…
No busco ser poeta,
simplemente, voy por la vida tratando de aprender…
escribo frases unidas, desunidas,
y en mis días oscuros soy lágrima perdida.
En estas noches eternas…
quisiera desnudarte bajo la luz de mi mirada,
y ardientemente amarte
entre las sábanas ocultas de mi alma.
Nunca busqué ser poeta,
escribo frases al llegar la noche,
para olvidar miedos…
y a fuerza de versos llorar melancolías,
amar con el alma, con los dientes,
besar un recuerdo, cantarle a la luna,
y danzar sobre tu piel, al alba.
Bajo las estrellas destaparme,
y al amanecer, abrir murallas,
dejar que la brisa me acaricie,
y abrigándome con mil de gotas de lluvia...
morir en un sueño desesperado..
Quiero huir de todo aquello que me evoca nostalgia…
te desnudo... suelto uno a uno todos tus lazos,
quiero vestirte con mis deseos…
Cuando llegue la luna y se pose en mi almohada,
arderán las antorchas al paso…
como éxodo de amor encendido
y te traerá de nuevo a mi cama.
Tiempo… más tiempo…
las agujas del relog avanzando,
Tic…tac, tic…tac,
y yo inconscientemente esperando…
Verte vestida, me agita,
Desnuda, te espero...
y de este momento hago poesía.
Autor: Jordi Pou Panyella. (Georgeus, Art Cat.)
Barcelona, Catalunya. Spain.
Reservados los derechos de autor.