viernes, 30 de septiembre de 2016

CORAZA




Hace unos días fui consciente de que perdí la llave que daba acceso a mi interior. Creo recordar que cerré el candado con dos vueltas enérgicas una noche entre sueños descolocados. Después salí de fiesta con otros seres oníricos perdidos, ¡teníamos tanto en común!, y, como sucede en las películas con final feliz, acabé despertándome en cama ajena.

Yo no estaba acostumbrada a llevar las puertas cerradas, y en vez de mostrar una leve sonrisa y contar alguna promesa que sería incumplida para salir cuanto antes de allí resulta que de mi voz brotó un rotundo "adiós" que no dejaba un atisbo de esperanza ni un mínimo gesto de buena intención.

Salir a la calle se convirtió en una actividad autómata, en la que miraba únicamente de frente y no me paraba a auxiliar a abuelitas en apuros o a niños con pies enredados en los columpios.

Supe sacar ventaja a los no sentimientos y empecé a ver los telediarios enteros, me alimentaba del drama ajeno y dejé de comer sano. Por esta razón, dijo el doctor, me dio una tarde de sábado un cólico nefrítico y me ordenó beber agua mineral durante siete días para filtrar impurezas, piedras y arenillas.

Una tarde pasé por una cerrajería, yo no lo notaba, pero mis pisadas eran exageradamente marcadas, iba dejando huellas en las baldosas, estaba acumulando tanto dentro que pesaba mil kilos a pesar de poseer un cuerpo delgado y fino. El cerrajero me llamó, hizo un gesto con la mirada, pasé hasta el fondo y allí estaban: cientos de moldes para llaves personales. Si la elegía, volvería a sentir y todo el peso que llevaba encima se evaporaría, si la dejaba, estaría protegida del dolor de por vida, pero ¿a eso de verdad se le puede llamar VIDA?


14 comentarios:

AtHeNeA dijo...

A veces nos vestimos en corazas, y con cada una de ellas damos un portazo a eso que creemos filo de navaja. Emociones contrarias que logran contrariar cada posición en nuestras batallas diarias.

Un abrazo de luz ...
Tras la coraza

Noelplebeyo dijo...

es curioso que cerrajero sea la solución para abrir una coraza

A mí es que me gusta fundir

Sbm dijo...

Otra cosa no, pero los cerrajeros tienen una ventaja respecto al resto de humanos :-P

Yo siempre elijo VIDA. Eso sí, no me vale cualquiera, sólo la que probablemente me pueda hacer feliz. Y ésa también tiene espinas. Ahora bien, dásela a alguien que tenga que vivir en una burbuja, a ver qué opina. Creo que desearía pincharse.

Daría de sí el tema, pero no te voy a soltar el rollazo. Te suelto un besito :-)

Liliana dijo...

Mmmmm al menos te has dado cuenta que perdiste la llave y que sin ella no se vive....ya debe ser ganancia, no?

Besos =))))

A. dijo...

Mi abuela decía que no se puede huir del dolor, porque la vida es dolor y no se puede huir de la vida. Yo, claro está, crecí y me rebelé contra esa idea.
Es hasta ahora que entiendo que quizá mi abuela tenía razón. Descubro que en sus palabras hay escondida una gran verdad. La vida es alegría si, pero dolor también. La perfección es del recinto de los dioses. Los que creemos en la divinidad pero de lo humano, tenemos que ver lo sagrado también en las contradicciones de la vida. Aspirar a la felicidad como absoluto no se logra en este plano. Es el dolor necesario y parte de la vida. Intentar huir del el solo acarrea más dolor.

Así que a abrir, romper o fundir corazas, que la vida nos espera.

Un abrazo.

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

mi problema es al contrario, siempre he dejado mi alma con las puertas de par en par, y claro... se cuela cualquier personaje, y como todo en esta vida, pues no siempre suelen venir con buenas intenciones....
besos...

María dijo...

El por qué es una incógnita...

Besos

María dijo...

Buen trabajo,funde,funde.

Besos

María dijo...

Buena elección, VIDA dicen por ahí que tiene buena fama.

Otro besito.

María dijo...

Jeje, cierto, no lo había visto así.

Besos

María dijo...

Cuídate de quien entra, admite sólo calidad.

Besos

María dijo...

Qué sabia tu abuela. La imagino enseñándote lecciones de vida y tú cual esponja, absorbes.
Qué bonita eres.

Besos.

Ingrid Dietrich dijo...

Es lo que pasa cuando no sientes, que pasas de largo de todo omitiendo el contacto y la ayuda, y pesas mucho y aplastas las flores que más te gustan del camino... Rumi decía que a través de la herida entra la luz... A por la llave!

María dijo...

Cierto y a por ella!