De la red
|
Porque viajamos juntos serpenteando por aquella inhóspita travesía, si no remábamos unidos los remolinos nos abducían. Miramos a la vez las puestas de sol tardías y descubrimos que nuestras ansias intensificaban el color de las despedidas.
Somos ganas, de estas que te obligan a dormirte en el sofá pasadas las once, de las que te llevan hasta un lugar preciso sólo porque allí venden esos croissants tan exquisitos, de las ganas tan exacerbantes que se tienen dos personas cuando se miran y se gustan sin cometer por ello ningún crimen o delito.
Porque seguimos el viaje aunque yo voy delante y tú te paraste, creo que te distrajo la niebla densa que se formó en el camino, me esfuerzo y de vez en cuando te envío mensajes en código morse para que no te olvides de las ganas que somos, de las que fuimos y de las que nos quedan por ser. Te reto a un juego o ¿a un juego ya te reté...?