sábado, 12 de diciembre de 2020

GRIETAS

De la red

 

Me deslizo como una culebrilla ciega reptando sobre vaselina hacia esa grieta tan profunda que emite sonidos agudos y emana olores químicos. Los sucesos que acontecen durante el deslizamiento son tan extraordinarios que podrían ser contados como una historia épica o quizá como un cuento atrevido.


Tomo la decisión de ir hasta allí patinando, no quiero ser la dueña de mis actos. Ellos me transportan a velocidad de crucero mientras que yo me evado oyendo cantar a ruiseñores y a otros pájaros.


Por el camino me topo con varias grietas incipientes: son sinuosas, negruzcas, pegajosas y atrayentes. Dicen que son familiares lejanas de la abertura más famosa del lugar, esa de la que nadie habla, de la que no se sabe el nombre, la que se intenta olvidar. 


Al llegar me asomo al precipicio y soy capaz de vislumbrar trozos partidos de recuerdos malignos. Han ido acumulándose al cabo de los años y después, ulcerados, han acabado afectando a algunos órganos que hasta entonces estaban sanos. 


Estoy pensando coser la grieta, quizá tirarle una bomba. No sé si será preferible tapar los recuerdos a base de hilo y de aguja o si será mejor volarlos por los aires y que patinen hasta que pierdan la cordura. 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

ABEJIZANDO


 Picar o no picar, esa es la cuestión...


Como abeja obrera que soy, metida de lleno en el sindicato, estaba acostumbrada a no pensar más allá de si la calidad del polen libado era directamente proporcional a los metros volados diarios.

Pero un día tormentoso casualmente me metí en un teatro, y después de asustar al personal con mi zumbido amenazante, me posé en el telón y poco a poco fui captando el mensaje: Hamlet se estaba pronunciando.


Desde entonces mi vida en la colmena se fue desbaratando, comencé a interesarme por la reina y terminé peleándome con los zánganos. Una inquietud muy profunda le quitaba espacio al polen recolectado y después de varias semanas sintiéndome intranquila, cogí las maletas y me fui volando.


Primero me contrató una compañía circense, allí solo tenía que hacerle cosquillas a los osos pardos y a los leones. Cuando el domador lo decía les pisaba con mis patitas y acto seguido saltaban como verdaderos saltamontes.

Rescindí mi contrato cuando empezaron a hablar de aguijones, ese bien mío tan preciado y valioso. Salí de allí aprovechando el siroco, apretando mi culito y limpiando mi anteojo.


Después fui actor de doblaje y en poco tiempo gané una mención en algún reportaje. Valoraban mucho mis onomatopeyas y decían que era muy bueno reproduciendo sonidos impropios del ser humano. Pero fui despedido un día en el que mi aguijón asomó un poquito la puntita e hirió al director en la mano.


Decidí entonces hacerme ermitaño. La tentación era grande, el deseo infinito...con gorguera en el cuello y calavera en la mano, comencé a narrar soliloquios con el único objetivo de reflexionar y así calmar mis posibles futuros delitos.


martes, 3 de noviembre de 2020

REGALO


 Dentro del paquete solo hay palabras, te lo digo de antemano para que no te desilusiones. Y es que yo, que soy algo tímida y bastante precavida tiendo a dejar mensajes escritos por todos los rincones.


Tendrás que seleccionar cada artículo, algunos pronombres, todos los verbos y varias preposiciones. Después formarás diferentes frases y dependiendo de lo que necesites oír o decir, serán muy pequeñas o más grandes.


Lo positivo de este regalo es que está compuesto por cada una de las palabras bonitas que me regalaste durante todo este tiempo y ahora las tendrás de nuevo tú para que te vayas poco a poco reconstruyendo...


Porque al principio eras un témpano de hielo flotando en el océano Atlántico, te embarcaste en una inesperada travesía peninsular y acabaste deshelando en el Mediterráneo. Ahora hay peligro de que te congeles de nuevo, la niebla ha llegado y quiere tragarte entero.


De ahí mi regalo: si utilizas estas palabras podrás dejar un rastro visible. Así, cuando des paseos nocturnos será imposible que te pierdas entre la bruma, o seremos capaces de localizarte si en algún momento te fallan las fuerzas y necesitas un poquito de ayuda.

lunes, 26 de octubre de 2020

PEGATINA


Escúchame, estoy dentro de tu pecho pegando gritos, me muevo mucho, a veces salto, otras doy brincos. Los médicos te han diagnosticado arritmia sinusal, te dicen que respires despacio y se pasará.


Cuando respiras profundamente los alveolos del pulmón izquierdo me producen gases, si lo haces superfluo me quedo colgado como un vulgar almanaque. Deberías coger y soltar el aire sin guion preestablecido, porque así nadie me provocaría nada ni me colgaría estando inmunodeprimido. 


A menudo me veo pintado, troquelado o esculpido. Me colorean de rojo, alargan el pico e intentan que las curvas sean siamesas. No saben los que me crean que así confunden la verdad con las falsas  promesas. 


Porque la realidad es totalmente diferente: soy irregular, soy defectuoso, a veces me paro unos segundos, otras me acelero y modifico el pulso... Domino vidas sin yo quererlo, soy relleno de pegatinas en libros y cuadernos.


Déjame llorar cuando los días son lluviosos, pégame al cristal y muéstrame al mundo, necesito nutrir mis músculos para seguir adelante sin perder el rumbo. 

domingo, 20 de septiembre de 2020

INANICIÓN


Mi alma está enferma por inanición, siempre pensó que podría sobrevivir viajando sola y se equivocó. 

Subió hasta las cumbres más borrascosas y bajó en picado a los pozos más profundos sin ninguna compasión. Dice que por el camino le dio tiempo a leer a los clásicos y que eso le abrió las dudas a su ya debilitado corazón.

Renunció a la compañía, a la ayuda, al consuelo, creyó que su sombra alargada la guiaría y la cubriría de verde esperanza. Sin embargo ella, la sombra del alma, era voluble: cambiaba de tamaño, de forma, de dirección, de repente se enrollaba...

…y mi alma se perdió.

Vagó a duras penas entre pensamientos errantes y sueños desahuciados por ser inconquistables. Los primeros apestaban a alcohol, los segundos deprimían a sus semejantes, los cuales se convertían en anhelos holgazanes.

La rescaté in extremis un día al pegar un grito. Salió disparada de mi boca y la agarré por un bracito. Estaba tan débil y tan delgada que tuve que meterla en agua caliente para ver si se espabilaba.

Desde entonces la cuido y le doy alimento, hablamos de vez en cuando e intercambiamos argumentos. Ella me explica sus miedos y yo le disfrazo la verdad de las cosas corriendo un tupido velo. 

jueves, 3 de septiembre de 2020

GIRASOLA


Soy una girasola hembra y aunque no quiero, no dejo de perseguir al sol. Me atrae como se atraen los polos opuestos, las hojas quieren ser alimentadas y mis pétalos buscan constantemente su calor. 

He estirado tanto el tallo sin ser consciente, que a veces tengo tortícolis y como consecuencia vértigo incapacitante. Mi savia bruta circula llena de agua y minerales y la parte elaborada baja repleta de gelatina y muchas, pero que muchas vitaminas revitalizantes.

Con cada llegada del ocaso sufro un ataque de ira y su amanecer inesperado me devuelve a la vida. Nunca estoy segura de si será el último o es el primero porque cuando su rayo de luz se acerca empiezo otro nuevo intento.

Acicalo mis pipas y les saco punta a todas, retoco el color amarillo y les aplico algunas sombras. Bebo un sorbo de agua para mantenerme hidratada y comienzo la persecución: giros de derecha a izquierda, guiño de ojos y un poquito de seducción, estas curvas tan lozanas saben que son deseadas.

Nunca pierdo la esperanza de quemarme con su fuego, sería la muerte más romántica, la más elegante, la más digna para esta girasola tan sencilla.

domingo, 16 de agosto de 2020

DE PÁJAROS


Últimamente decenas de pájaros desorientados acuden hasta mí, unos se chocan contra mi cráneo, otros me hacen caca o pis.

Yo, que intento ir siempre tan correcta y tan divina tengo que cambiar la postura para evitar comerme palomas cuando lo que me apetece es caviar. Deshacerte de la rigidez cuesta horrores, sobre todo si la has llevado contigo de día y de noche.

Me ha dado por pensar que igual son aves mensajeras y que se comunican conmigo en morse moderno, un lenguaje más sucio, pero mucho más directo.

Un aletazo, significa: "¡despierta!". Un pico clavado: "eso duele, nena". Una deposición: "la estás cagando". Un pis amarillento: "qué a gusto te has quedado".

Así que me he comprado una libreta hecha de papel verjurado y he comenzado a atar cabos uniendo hechos y significados. De momento estoy a medio camino, creo que aún sufriré muchos más choques vespertinos.

Después de lavar mi piel y de adecentar mi ropa me miré al espejo: lejos de enfadarme por dejar de ir limpia, todos estos hechos los interpreto, simplemente, como una serendipia.


domingo, 2 de agosto de 2020

CURVAS

De la red
Tendemos a complicamos la existencia: nos empeñamos en crear curvas infinitas pudiendo ir en línea recta. 

La curva madre, cuando llega a la madurez, pare curvitas. Las reparte por el mundo, aunque tienen predilección por dejarlas campar a sus anchas donde las pendientes son pronunciadas. Una vez allí intentan ordenarse, pero al ser tan infantiles les cuesta mucho ponerse de acuerdo y organizarse.

Poseen ese aire despreocupado, como si hubieran sido dispuestas ahí a la fuerza y ellas se hubieran rebelado. Por tanto retorcerse y pegar gritos en silencio se han agrietado sus bordes hasta lugares infinitos. 

El asfalto cubre sus huecos, esos agujeros grandes y profundos que por desgracia todos conocemos.

Expertos con nombres desconocidos las han estudiado y han convocado prestigiosos congresos internacionales cada verano. Han intentado ponerlas rectas aplicándoles métodos físicos y productos químicos, ofreciéndoles sobornos o buscando una confesión. Lamentablemente ni la tortura ni la psicoterapia personalizada le ha dado a nadie hasta ahora la razón.

Las curvas son y siempre serán curvas, esa especie de sonrisa cóncava que intenta abrazarse a sí misma aunque nunca lo logra. 

martes, 30 de junio de 2020

SUDANDO

De la red

Nos pasamos la vida sudando en exceso, metiéndonos todo tipo de ungüentos tóxicos y sacando el líquido sobrante de dentro. 

A ratos quisiera darle la vuelta a mi cuerpo: guardar las cicatrices que tiene la piel y enseñar todos los órganos, los músculos y los huesos. Estoy convencida de que con las cosquillas al hígado también se le pone la piel de gallina.

De esta forma podría eliminar las grasas utilizando mi lavavajillas más concentrado, esculpiría las abdominales siguiendo un estricto  proceso y los tatuajes que quisiera tendrían que ser dibujados única y exclusivamente sobre el esqueleto.

Los globos oculares esconderían muchos datos, todo lo que decimos con la mirada, pero el corazón acelerado se mostraría aireado y sin poder tapar su rubor ante tu inminente llegada.

Por otro lado, la piel dejaría de exhibir su color y eso nos ahorraría problemas cotidianos. El vello crecería y, además, lunares, espinillas y pecas convivirían en armoniosa armonía.

Aprovecharía para quitarme con pinzas todos los tumores benignos y a los malignos les impondría una estricta cuarentena. Todo se irá viendo, pero tengo claro que cambiaría el vivir muriendo, por el morir viviendo.

martes, 9 de junio de 2020

LO SIMPLE

Me enfrento a la hoja en blanco temblando, principalmente porque mi mente a menudo navega entre aguas bravas o turbias y al querer pintar el cielo me asusto y lo araño con las uñas.

Al mostrar la obra a mis allegados comentan por lo bajini que siempre pinto paisajes lluviosos, que debo estar deprimida o que quizá echo de menos Galicia. Si tuviera que decirles algo, tan solo les diría que me gustan las líneas.

Cuando me expreso creando volúmenes y conformando espacios, tallo mis esculturas sin piernas ni brazos, así evito cincelar dos codos, dos rodillas y veinte dedos, ya que tiendo a estropearlos por aquello de los miedos. A cambio esculpo bloques lineales que recuerdan a edificios sin ventanas ni desagües.

Al venderlas como cuerpos la mayoría me pide la hoja de reclamaciones. En ellas escriben muy furiosos que, presuntamente, les quiero vender un bloque de cemento a precio de oro. El problema es que ellos no viven el proceso creativo, ese en el que te desnudas y todo tu ser queda esparcido.

Si edito fotografías las flores pierden color, si escribo una canción no cuadran las rimas, si diseño un vestido me equivoco con el patrón y si preparo el postre le echo demasiada vainilla.

Después de mucho pensarlo he llegado a la conclusión de que lo complejo no va conmigo, porque mire donde mire, al final gana lo simple.

lunes, 25 de mayo de 2020

MARIQUITA DÍAZ

De la red
Mariquita Díaz buscaba casa. Llevaba meses viajando y probando plantas, lo curioso es que terminó viviendo en un cardo borriquero, lugar con mala fama, plagado de pulgones, piojillos e insectos zapateros.

Lo primero que le atrajo fue el suelo lleno de pinchos, al llegar a casa masajeaban gratuitamente sus pies doloridos.

Lo segundo fue la zona donde estaba situado, tierras húmedas, nitratos y nitritos, la idea de poder darse un baño en primavera y la abundancia de polen de avellanos, hizo que se sintiera mejor de lo que se sienten las princesas en su palacios. 

Mariquita Díaz era muy apañada, construyó ella sola las paredes y el tejado, alzó los muros, montó el cableado, alicató el baño y pintó sus propios cuadros. 

Con la llegada del buen tiempo se planteó ser madre soltera. Dicho y hecho, se inseminó en una clínica, puso ciento cinco huevos y se mantuvo a la espera.

La duda más grande le vino después: todas serían Mariquitas Díaz y quizá no podría distinguirlas. Así que se puso manos a la obra y según iban naciendo les pintaba motas finas o gordas.

Con el otoño llegó su vejez, y desde su cardo borriquero pudo observar que educó a sus hijas para que vivieran dentro de la sencillez. Respiró profundo, sonrió por dentro, cerró los ojos y finalmente se dijo: "Creo que después de todo lo he hecho bastante bien".


miércoles, 15 de abril de 2020

AMIGANTES





Ni ellos mismos recuerdan cómo llegaron a ser amigantes, pasaron de ser líneas rectas a ondulaciones simétricas acompasadas como notas musicales con el paso del tiempo o quizá por el exceso de movimiento, quién sabe.

Él no tiene casa, es como el humo que detectas a distancia, se mete en tus pulmones y juega al veo veo en cada uno de tus rincones. De esta forma ha ido encontrando objetos perdidos, les ha puesto edad, estado civil, precio, nombre y apellidos.

Ella es como un río que se sabe dónde nace y dónde muere, de esos que forman meandros, dejan sedimentos y crean afluentes. Le gusta enraizarse sin quedarse, por eso necesita que las puertas tengan siempre las ventanas abiertas. 

El humo se sublima una vez al día, el río se solidifica cuando él la avisa, juntos forman un pastel de chocolate y nata crujiente al que todos los ojos lo desean pero no se le puede hincar el diente. 

No se sabe el por qué, qué los impulsa a ello o cuál es el fin. Los amigantes son parejas extrañas que normalmente no veis, pero por si tenéis curiosidad estad atentos, se sabe que el suceso siempre pasa a las seis y dieciséis. 

lunes, 6 de abril de 2020

ÁNGULO MUERTO

De la red

Recuerdo que me situé allí después de llegar volando, posándome muy despacito sobre los escombros que alguien había tirado. Mis pies sufrían y echaban de menos el asfalto, pero eran mis ojos los que lloraban a gritos por no poder ver lo simple, lo cotidiano.

Y es que desde aquel punto de vista todo era diferente: los cuerpos no eran de carne, los coches no tenían ruedas, los perros iban sin collares y los sentimientos tenían forma y piernas.

Pude diferenciar fácilmente a la angustia pasajera, que distaba bastante de la que se incrusta y no te deja. Su silueta se parecía a una mancha de café esparcida, con bordes asimétricos, interior oscuro y un poder extra que le permitía pegarse a las espaldas descubiertas. Eso sí, la angustia pasajera no es fiable, tiende a taparte los ojos y a presionarte el pecho y cuando te vas acostumbrando te deja y se va con otro tipejo. 

La tristeza arrastraba su cuerpo e iba dejando un rastro de baba con el que escribía mensajes subliminales. Quien tenía la mala suerte de resbalarse y empaparse se sumía en un estado de subliminitis cuyo principal síntoma era un llorar parecido al que te provocan las peores conjuntivitis.

Pude ver que la alegría andaba por ahí bailando y saltando. A cada paso que daba angustia que despegaba, a cada brinco que hacía subliminitis que desaparecía. 

Y por último vi al amor. Lejos de lo que yo imaginaba resultó ser un cuerpo lleno de cuerpitos que se dispersaban y llegaban a todas partes, porque el amor es silencioso, tranquilo, tapa huecos y llena vacíos. 


Entendí entonces la simpleza de lo trivial, todo son mensajes encriptados para decirnos que quizá estar en el ángulo muerto debiera ser nuestro estado natural. 

miércoles, 25 de marzo de 2020

TENTÁCULOS

De la red
Anoche soñé que tenía seis brazos, aunque más que extremidades parecían tentáculos.

Me servían para sujetar bandejas, colgar bolsas o ponerme mi extensa colección de anillos caros, sin embargo pasado un rato comenzaron a pesarme, y todo lo cogido antes se vertió por el desagüe.

En un determinado momento me lancé a una piscina y comencé el aleteo, se creó un efecto turbina y desaparecí entre mis treinta dedos. Puede parecer inverosímil, imposible o incierto, pero hay que recordar que esto no es más que un simple sueño.

Cuando quise abrazar a mi chico lo intenté haciéndole un gesto, con tan mala suerte que uno de mis brazos le presionó el cuello. Lejos de querer probar la dulzura de los otros cinco, me miró con espanto y pegó un brinco. Tan alto saltó que del sueño salió.

Empecé a preocuparme porque no le veía ninguna ventaja a mi nuevo cuerpo físico, más que beneficios me estaba provocando pesadillas dentro de lo onírico. Estaba valorando cortarme cuatro brazos con la ayuda de un cuchillo cuando lo vi todo mucho más claro: si tienes la suerte de poseer más de un tentáculo, fíjate en el pulpo. 

Solo hay que aprender a cambiar los actos humanos por hechos octópodos y pensar que, sobre todo si te sientes pequeño, poseer ventosas es el principal requisito para dominar los sueños.

lunes, 16 de marzo de 2020

CONFINADA


De la red
Y de repente el mundo desapareció bajo tus pies y te quedaste flotando en medio de la nada, más o menos estable gracias a las fuerzas planetarias de aquellos hogares que ahora te parecían viables por la forma, pero inalcanzables por la lejanía.

Te diste cuenta de la necesidad de los abrazos, del significado de los besos, de la importancia de las palabras. Todo recobró un sentido en el mismo momento en el que ese "todo" desapareció sin decir nada.

Entraste en un estado de inconsciencia que te trasladó a un hecho puntual: el día de tu nacimiento, la primera bocanada de aire que penetró en tu cuerpo, la sensación de que un corazón nuevo se volvió loco de alegría ante tanta incertidumbre que estaba por venir. Pero sobre todo recordaste el sentir, cómo cambiaba tu piel con el tacto, los miles de nervios activados gracias a unos pocos centímetros que, así como si nada, entraban en contacto.

Allí, confinada, aprendiste el verdadero significado de esa palabra. Ahora sabes que existe el silencio, pero ese silencio que duele, el que se mete en el cerebro y rebota entre los huecos. 

Y echaste de menos, echaste muchísimo de menos tener algo que decir aunque fuera impertinente o molesto, porque te quitaron también la voz terrenal y solo emitías de vez en cuando un chillido interestelar.

No obstante, sigues esperando una respuesta, la vuelta a casa o a otro planeta. Has pensado tanto, que ahora sabes que lo importante no es el sitio, sino las personas que lo habitan y que allanan el camino.  


miércoles, 4 de marzo de 2020

ESCUPIENDO PALABRAS



Aquella gota de agua me contó, a través del aire, una serie de historias encriptadas que miradas con lupa, podrían llamarse únicas. 

Parece ser que dentro de las tuberías existe un mundo paralelo, hay animales, hay plantas, vidas mayoritariamente corrientes que pasan deprisa y acaban en muerte.

Pero lo que no sabemos es todo lo relativo a sus sentimientos. Las gotas se lloran a sí mismas, es decir, si lloran mucho, se vacían. Por eso tienen un carácter tan complicado, tienden a guardárselo todo y a engordar átomo tras átomo.

Cuando ríen no suenan carcajadas, pequeñas burbujas encadenadas comienzan formando una fila y, después de un rato, un mar de espuma aparece simulando ser la crema esponjosa de un dulce helado.

En lo que al amor se refiere tienen costumbres autóctonas: no se casan con nadie, pero si se comprometen sufren una metamorfosis tan dolorosa que se convierten en fango por un tiempo. Si logran purificarse de nuevo, ya lo tienen hecho. 

Las historias contadas pueden ser cuestionadas. Al fin y cabo las gotas no hablan, solo saben comunicarse a través del aire, como escupiendo palabras...


viernes, 31 de enero de 2020

JONÁS

De la red

Me hice un nudo un día y al intentar respirar por la boca el aire tal como entraba, salía. Al no oxigenar bien los pulmones, oía gritos internos que pedían desesperados que pusiera todo en orden. 

Intenté des-nudarme sin quitarme la ropa, me froté con aceite, me afiné en exceso y al ejecutar un brinco hacia atrás, mejor dicho, un espectacular salto mortal, mi cuerpo se liberó del nudo al que llamé Jonás. 

Jonás resultó estar repleto de miedos: pequeños bichos blanquecinos con patas que cuando se sentían a gusto se multiplicaban. 

Lo aislé en cuarentena, eso sí, le daba de comer todos los días porque observar cómo lo hacían era impresionante, cada miligramo de pánico que les administraba los hacía crecer media tonelada.

Y llegó el momento en el que no tenía espacio en casa y tuve que abrir las puertas y las ventanas. El nudo que me oprimía antes por dentro ahora lo hacía desde fuera y sin miramientos.

Por suerte un vecino amable se dio cuenta de mi problema y me puso sobre la mesa una posible tregua. Dejé de alimentar a Jonás y los miedos se fueron muriendo, era tan simple y tan llano que no había sabido verlo. 

No obstante, lo guardo en una pequeña jaula a tamaño nudo de pelo largo, porque tener un poco de miedo a veces es bueno, e incluso necesario.