Si fuera un ser virtual nacería programado, de sexo elegido a la carta y físico cambiante, según la época del año.
Sabría donde ir, porque lo habría decidido alguien por mí de antemano, no tendría frío, no tendría sed, no me daría miedo, no me quedaría dormido en el sofá sin motivo.
Daría vueltas y vueltas en un espacio cerrado, comería pasteles gigantes sin empacharme ni ensuciarme las manos, ampliarían las estancias pero no sabría disfrutarlo.
Pero, si empiezo a pensar en todo lo que me perdería: respirar el aire puro, degustar una tortilla, sentir como me rozas y la piel se pone de gallina, ahogarme si corro mucho, descansar las rodillas, ver por todos los lados, elegir la puerta de salida, notar como late el corazón, ver la sangre si me pinchas, prefiero ser esta mortal y vivir al máximo la vida.