Cerrar los ojos y ver color, vislumbrar un camino estrecho y angosto y aún así conseguir pasar al otro lado. Darte cuenta de que con un poco de alcohol y algodón se curan los rasguños que han causado las espinas de las moreras... ¡¡¡qué perspectiva tan diferente se tiene desde éste lado del puente!!!!
Actualmente colecciono dosis y dosis de "pequeños buenos momentos", los enfrasco en botes coloridos y les pego etiquetas con nombres, nombres raros y entendibles única y exclusivamente por mí.
Los coloco en sitios estratégicos en casa y cada dos por tres me encuentro alguno justito delante de mí.
Quiero que este estado se prolongue en el tiempo y sé que depende de mí, así que recargo la mochila y preparo la hoguera porque esta excursión promete y voy a tardar en volver.
domingo, 20 de octubre de 2013
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