miércoles, 1 de septiembre de 2021

AUTOESTIMA



Es sencillo vivir en medio de un jardín cuidado, donde el agua y los vientos están controlados, donde tienes compañía y nunca pasas desapercibida, donde cada amanecer la energía del sol refuerza tu pequeño tallo y con él, la autoestima.


Las sombras producen el efecto contrario, ser arrancado de tu vida para cumplir un deseo ajeno y quedar relegado a ser un objeto llamativo, poco cuidado, a veces mirado y muy fotografiado. Poco a poco se pierde el valor que se tenía, los pétalos se caen, la lata donde duermes se oxida...


Y te esfuerzas para no olvidar de qué color eras, te maquillas en exceso y agrandas tus pestañas, afinas tu cintura o te implantas silicona, sin embargo, al verte reflejada en el espejo lo que más destaca es una mirada tristona.


Si comienzas a agachar la cabeza, la espalda la acompaña y tus pies continúan la faena: arrastrarán mierda, mucha mierda acumulada en las aceras. Los ojos solo verán esa pequeña porción de irrealidad momentánea, la piel se olvidará de brillar y se llenará de pecas, una nube se instaurará sobre ti y lloverán autocríticas y autocastigos que llenarán de basura todos tus bolsillos.


Hay que alimentar sanamente la autoestima, la duda es cómo hacerlo cuando no eres más que una pequeña flor amarilla en medio de un campo de margaritas.