viernes, 28 de octubre de 2022

ECHO DE MENOS

De la red


Hoy echo de menos a manos llenas.

Echo de menos tener una emoción latente dentro de mí y quizá percibir la felicidad en los demás, la mía es imposible y lo acepto.

Echo de menos mi infancia en casa, aquella que desapareció para siempre de la noche a la mañana.

Echo de menos sonreír sin que el peso interior tire de mis comisuras hacia abajo.

Echo de menos charlar y que haya sustancia.

Echo de menos echar en falta, a veces me sobra la gente, los momentos, las noticias y hasta el nudo encorsetado de la corbata.

Echo de menos ser libre y liberarme creyendo que estoy presa. Esta jaula disfrazada de vida perfecta hipotética está recubierta de plomo pesado, difícil abrir la puerta.

Echo de menos que el corazón se me revuelva, lo noto adormilado, con arrugas profundas y muchas ojeras.

Echo de menos respirar aire puro, no purificar mi casa.

Echo de menos mirarte a los ojos y comprobar que el tiempo no apagó nuestra incombustible llama .

Nos echo de menos y no puedo hacer nada.



martes, 27 de septiembre de 2022

EL ESLABÓN TORCIDO

De la red

 

Eslabón Rodríguez nació entre fuertes ruidos causados por amoladoras angulares furiosas echando chispas como si no hubiera un mañana, en la agradable pedanía castellana de Terminón. El gritito tan agudo que pegó al coger la primera bocanada de aire y al llenar sus pulmones de hierro determinó su futuro inmediato y acabó siendo uno más, un simple eslabón.


De pequeño formó parte de una cadena larga y fina, según recuerda descansaba por las mañanas y por las noches se estiraba todo lo que podía. Tenía buena relación con los eslabones colindantes, a veces echaba de menos tener un hermano y tan pronto quería ser policía como físico cuántico.


La adolescencia la pasó perdido en el barro, un día de mucho viento cayó al suelo desmayado y tuvo que pelearse con el tiempo para no acabar enterrado. Durante esos años cambió su apellido y desarrolló unos grandes músculos de carbono, se tatuó fechas y nombres propios, escuchó música latina y se oxidó los dientes porque era la moda y así lo dictaba la disciplina.


Fue más adelante cuando Eslabón Perdido se torció. A los cuarenta y tantos años tuvo un accidente estrepitoso y su cuerpo pasó de ser un cero a parecer un ocho. Andaba hacia atrás y parecía que bailaba todo el rato, sorprendentemente todo esto propició su fama de simpático, por lo que decidió dejar su nombre intacto pero de nuevo cambió su apellido: desde ese momento, y ya para siempre, se llamaría Eslabón Torcido.


miércoles, 17 de agosto de 2022

NUBOSA

De la red

Veo a las nubes enredándose descaradamente y echo de menos tus escondrijos, todos aquellos que de vez en cuando tocaba y de los que sacaba mi dosis diaria de vida bien dosificada.


Mis vísceras necesitan sangre prohibida para brillar, ahora solo recibo un hilo rojizo que intenta nutrirlas, pero no las hidrata ni las deja respirar.


Mi piel se rebela ante el intruso, es como si detectara otras manos y saltara la alarma: despliega una barrera ficticia que impide el disfrute y arruina el momento.


Veo a las nubes enredándose y añoro el pasado. Pienso en lo afortunadas que son al no dejar de existir, solo cambian de forma y de lugar pero tarde o temprano vuelven a coincidir.


Añoro el pasado y echo de menos tus escondrijos. Me miro por dentro y observo que mis nubes se licuaron hace ya mucho tiempo.


viernes, 15 de julio de 2022

ASIMETRÍA

De la red


Como palmera esbelta y espigada que soy, confieso que me torcí en exceso debido a un amor correspondido. Aunque siempre tuve la duda de si lo mío fue amor verdadero o simplemente la casualidad de ser vecinos. 


La curvatura me provocaba pequeños dolores matutinos, pero a mi amado le gustaba en exceso, constantemente la rascaba y le daba besitos. La mimaba tanto que se agudizaba por momentos, donde yo oía crujidos, él escuchaba festejos.


Mi entrenudo C3 fue torciéndose a partir de un susto ornitológico: un pelícano agresivo comenzó a picarlo y se llevó un elevado tanto por ciento de sustancia palmeril al zoológico.


El C4 no tuvo más remedio que seguirle la corriente, estar agarrados de la mano tiene estas cosas, no puedes ser inmune a lo que sucede justo al lado.  


El C5 y el C6 se enfadaron y se reconciliaron treinta y siete veces en dos años, tantas idas y venidas acabaron causando dos hernias, una escoliosis y algún que otro pinzamiento, durante el cual cocos y cocos cayeron provocando accidentes meramente caseros.


A veces me pregunto qué ve en mí si la asimetría es evidente y él me contesta que desde su perspectiva soy la palmera más sexy de la isla. Es entonces cuando lo miro detenidamente y pienso en lo bonito que está resultando torcernos a la vez, desde la nuca hasta la rabadilla.


viernes, 6 de mayo de 2022

CARACOLA

De la red



Estando tumbada en un parque un día, observé con detenimiento a unos cuantos caracoles que a por mi sabroso sándwich venían. 

Su desventaja era evidente, se deslizaban tan despacio que me dio tiempo a pensar por dónde le darían el primer bocado. Fui rápida y astuta, les dejé el rastro en el aire y desapareció de su vista lo que más deseaban masticar sus pequeñas mandíbulas. 

Pero de repente todos me miraron y como si de una maldición milenaria se tratara, me incrustaron una concha que tapó mi cabeza y mi cuerpo de una forma un tanto extraña.

Tenía piernas para ir a cualquier sitio, pero me faltaban la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto: sentidos indispensables para dirigirte a cualquier objetivo.

Y comencé a andar, me choqué con cientos de personas que me escupían al pasar, me caí en varios huecos profundos, perdí los zapatos e intentaron agujerearme la cocha para investigar quién había allí dentro, lo que resultó imposible porque ni yo misma lo sabía en aquel momento. 

Sigo andando, sigo ciega, sigo sin tacto. Se dice que el amor es ciego, pero aún nada se ha dicho de que si una caracola con patas podría llegar a ser algo tan asombroso. 

martes, 22 de febrero de 2022

BAILARINA

De la red

Como una bailarina con pies doloridos me siento, esa ilusión de que por fuera estás perfecta pero por dentro muriendo.


Tengo un moño alto donde guardo la rigidez de mis días, espinitas de pescado finas que de vez en cuando clavo entre las uñas para sentir que estoy viva. 

Cuando lo deshago todos mis pensamientos se esparcen como el mercurio vertido en la nada, ese que se marcha y no vuelve pero que si lo bebes, te mata.


Mi tutú tiene cientos de capas mullidas, normalmente esconden traumas entre alguna alegría. Los primeros están almidonados con maizena en mi casa, las segundas han creado encajes y aparentan ser sonrisas manchadas de tomate. 


Y por último las zapatillas recogen la historia de mi vida: pasos, saltos, carreras, frenazos, todo lo que va sucediendo, como es mi estilo, con zancos y además de puntillas.


domingo, 2 de enero de 2022

SÁBANA BLANCA

De la red

 

Dormía tan plácidamente el domingo por la noche pegada a mi colchón que no me di cuenta de que objetos inanimados se movían a mi alrededor.


Cuando un haz de hojalata me rozó la rabadilla, todos mis sentidos despertaron de golpe: no había movimiento, pero sí cientos y cientos de elementos agrandados sin causar remordimientos.


La piel de gallina que se me puso me hizo parecer un puercoespín adolescente, agujereé la ropa y decidí ponerme una sábana blanca por encima para no asustar a las vecinas.


Al salir corriendo, un reloj de cuco me dejó sin aliento. Justo estaban dando las cuatro de la madrugada y en vez de salir un cuclillo, asomó por la portezuela una especie de buitre negro teñido de amarillo. Al dar las horas se atragantó en la tercera, le di una patada en el gaznate y dio la cuarta contorsionándose.


Las tijeras me pillaron bajando las escaleras. Hubo un pequeño forcejeo y comenzaron a cortarme sábana sobrante. Cuanta menos tela había, ellas más grandes se hacían. 


Le di vida a objetos inanimados a cambio de la mía. Ser un fantasma asustado no ahuyenta miedos, los reafirma. Menos mal que pasado ese infierno desperté de mi sueño y comprobé con la vista que solo había sido una agobiante pesadilla.