De la red |
Hoy echo de menos a manos llenas.
Echo de menos tener una emoción latente dentro de mí y quizá percibir la felicidad en los demás, la mía es imposible y lo acepto.
Echo de menos mi infancia en casa, aquella que desapareció para siempre de la noche a la mañana.
Echo de menos sonreír sin que el peso interior tire de mis comisuras hacia abajo.
Echo de menos charlar y que haya sustancia.
Echo de menos echar en falta, a veces me sobra la gente, los momentos, las noticias y hasta el nudo encorsetado de la corbata.
Echo de menos ser libre y liberarme creyendo que estoy presa. Esta jaula disfrazada de vida perfecta hipotética está recubierta de plomo pesado, difícil abrir la puerta.
Echo de menos que el corazón se me revuelva, lo noto adormilado, con arrugas profundas y muchas ojeras.
Echo de menos respirar aire puro, no purificar mi casa.
Echo de menos mirarte a los ojos y comprobar que el tiempo no apagó nuestra incombustible llama .
Nos echo de menos y no puedo hacer nada.