De la red |
Veo a las nubes enredándose descaradamente y echo de menos tus escondrijos, todos aquellos que de vez en cuando tocaba y de los que sacaba mi dosis diaria de vida bien dosificada.
Mis vísceras necesitan sangre prohibida para brillar, ahora solo recibo un hilo rojizo que intenta nutrirlas, pero no las hidrata ni las deja respirar.
Mi piel se rebela ante el intruso, es como si detectara otras manos y saltara la alarma: despliega una barrera ficticia que impide el disfrute y arruina el momento.
Veo a las nubes enredándose y añoro el pasado. Pienso en lo afortunadas que son al no dejar de existir, solo cambian de forma y de lugar pero tarde o temprano vuelven a coincidir.
Añoro el pasado y echo de menos tus escondrijos. Me miro por dentro y observo que mis nubes se licuaron hace ya mucho tiempo.