Escúchame, estoy dentro de tu pecho pegando gritos, me muevo mucho, a veces salto, otras doy brincos. Los médicos te han diagnosticado arritmia sinusal, te dicen que respires despacio y se pasará.
Cuando respiras profundamente los alveolos del pulmón izquierdo me producen gases, si lo haces superfluo me quedo colgado como un vulgar almanaque. Deberías coger y soltar el aire sin guion preestablecido, porque así nadie me provocaría nada ni me colgaría estando inmunodeprimido.
A menudo me veo pintado, troquelado o esculpido. Me colorean de rojo, alargan el pico e intentan que las curvas sean siamesas. No saben los que me crean que así confunden la verdad con las falsas promesas.
Porque la realidad es totalmente diferente: soy irregular, soy defectuoso, a veces me paro unos segundos, otras me acelero y modifico el pulso... Domino vidas sin yo quererlo, soy relleno de pegatinas en libros y cuadernos.
Déjame llorar cuando los días son lluviosos, pégame al cristal y muéstrame al mundo, necesito nutrir mis músculos para seguir adelante sin perder el rumbo.