Cuando crees que has tocado fondo la vista te hace ver que tan sólo era un saliente de la pendiente que te acomodó ahí por un tiempo.
Te preguntas hasta cuando tu cuerpo aguantará el frío del viento estando como está al descubierto.
Tiemblo, por el frío y por el miedo. Miro al horizonte, no se ve más que agua y no sé nadar.
Mil y un pensamientos acompañan mis días, unos más positivos que otros, esos negros como nubarrones que me hacen reflexionar y hasta pensar que si fuera hindú estaría resignada porque la explicación sería que debí ser muy mala en la otra vida, pero no lo soy, ni creo en seres superiores que guíen mis pasos, ni creo en la resignación, creo en dar los pasos por el camino correcto, despacito, sin hacer daño a nadie y ser correcta saludando a todo el que me encuentro por el trayecto.
Aún así seguiré bajando, aunque me deje las uñas en ello, con la esperanza de que allí me espere una cama elástica de buena calidad y gran extensión y que de un sólo salto me envíe de golpe a la cima ¿de dónde? De donde me tenga guardado el destino.
Soy toda tuya.
3 comentarios:
Es lo que tienen las cornisas, son salientes en donde estás expuesto, pero ojo también sirven para otear el horizonte. Los caminos, yo pienso que están ahí, y que somos nosotros los que elegimos...a veces hay que dejar equipaje, cargar nuevas maletas para descubrir, que tras las altas cumbres, existen valles.
Espero que encuentres el tuyo.
Besos
A veces el cuerpo y la mente nos piden a su manera una tregua... Sobre nuestras espaldas cargamos con todo el peso de las responsabilidades, de las ausencias y los anhelos... Más aún en sombríos momentos la luz de tus palabras es el camino de baldosas iluminadas que muestran un alma grande... Pasará. Besos
Con vuestras palabras certificais lo que creo, que pasará, lo sé, que quedarán marcas, también. Pero sobre todo quiero salir fuerte de todo esto, ser más feliz.
Sois dos soles para mí.
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