Siento que veo los toros desde la barrera, como si las vidas ajenas, de las que conozco migajas, se proyectaran en mi televisor y yo, atenta e interesada, tomo nota, sufro, vivo, imagino.
De desengaños y falsas amistades ya se ha hablado mucho, prefiero quedarme con la calidad, la calidad humana, la calidad en botes, salpicada con litros de leche condensada, de esa tan dulce que resulta pecado no probarla.
Y si el mundo nos muestra sólo caos, yo tomo la alternativa, comienzo a formar parte del tsunami y me dejo llevar, intentando levantar una mano para ser rescatada, y ¡quién sabe! igual resulta ser que vivir en la copa de un árbol en compañía, no es tan malo como yo pensaba, o que avivar el fuego en una cueva abandonada te da motivos de gustito suficientes para sonreír durante tres días, que hundir los pies en el barro te genera salud y energía y que unir nuestros cuerpos sin planearlo es a lo que yo llamo VIDA.
3 comentarios:
Bueno...a mí lo del tsunami me da mucho miedo porque no sé nadar muy bien y la fuerza de la corriente te permite viajar rápido, ver muchas cosas, pero el descontrol suele llevarte a espetarte con lo inesperado, a menudo desagradable.
El valor de las pequeñas cosas, de lo cotidiano es importante y a veces estos parones vacacionales sirven para en la nada comprender el todo de una mejor manera, de diferente perspectiva. Ya se sabe aquello de mejor estar solo que mal acompañado...pero es agradable ver otras copas de árboles cercanas
Noel: y tu copa de árbol es la que más destaca, verde, frondosa, tranquila...
;) Un besazo.
Fluir con la Vida... Rendirse a sus enseñanzas, a sus pruebas, aceptar sus misterios, sus giros, sus destinos, sus encuentros y desencuentros... Desde un lugar cercano, espero asir mi mano a la tuya, tal vez nos encontremos en la misma corriente descontrolada, pero con la sensación de la empatía...
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