Aquella mañana decidí seguir el vuelo de las mariposas. Siempre he tenido una relación especial con ellas, las admiro porque su destino incluye un cambio brutal en un momento dado de su vida.
Si quieres volar, es necesario un tiempo para formar las alas, las condiciones de temperatura y humedad idóneas hacen lo demás.
Y me pregunto al observarlas: ¿cómo será despertar un día y haber dejado de ser tú? ¿cómo adaptarte al cambio de perspectiva, al uso de tus extremidades, a la nueva función que desarrollarás en la naturaleza?
Cierto es que el cambio es a mejor, al menos a simple vista, más belleza, más libertad, menos peso...esa ligereza, ese dejarte arrastrar por las ráfagas de viento, ese poder posarte en lo alto de una cornisa y observar, ese ser consciente de la fragilidad de tus alas, pero también de la fortaleza de tu interior.
No dejaré de buscar mi sitio en este mundo, no dejaré de apartar a mis trocitos de felicidad absoluta de todo ese bullicio que compone nuestros días, días llenos de actividades pero vacíos en contenido, días que pasan corriendo sin haberse ganado un hueco en nuestro recuerdo.
Desde ya, me propongo un reto: así en la intimidad de la noche, ponerle una etiqueta a cada día, asignarle una palabra a lo vivido, eso me obligará a estar más atenta durante la vigilia o simplemente, a multiplicar por cuatro lo acontecido.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Me gusta tu conclusión y el reto que te propones me parece muy positivo para ser conscientes del día a día de nuestras vidas.
Un besazo
Que precioso lo de etiquetar los días.
Huevo,oruga,crisálida y mariposa. Tú estás en la fase de lucir tu esplendor, colorida.
Espero ver esas preciosas alas pronto... :-)
Es una buena idea...
Me encantan las mariposas... Las adoro.
Muchos besos
Todas las noches hago los deberes, lo mejor, los ojos que pueden leerlo.
Un besazo
Cubierta de tul, que tapa las imperfecciones.
Beso
Tendrás noticias, iré volando.
Abrazo
Tienen algo especial esos bichitos, coincidimos.
Besazo
Publicar un comentario