lunes, 6 de febrero de 2017

CALL ME

De la red


Casi se quedó ciega de tanto mirarlo, con el paso del tiempo una capa llamada catarata se interpuso entre ellos. No le sirvió de nada comprarse unas gafas graduadas, cerrar los ojos a menudo o rezarle a Santa Lucía los domingos por la mañana.

Fue notando que al teléfono le sucedía algo parecido, se empezó a deslucir, los números mostraban su rebeldía cambiándose de lugar cada semana, poco después desapareció su color natural y el cable se enroscó de tal manera que parecía un tornado en continuo movimiento que hubiera arrasado a cientos y cientos de ciudades y campamentos.

Una noche, así sin esperarlo, el teléfono sonó. Después de buscarlo con las manos, descolgó. 
Al oír su voz decidió cerrar los ojos, las palabras la envolvieron en un manto de calma, se olvidó del pasado, se olvidó del teléfono, recibió un tratamiento intensivo sin necesidad de operaciones o medicamentos.

La conversación fue larga y unidireccional, ella solo escuchaba y sin saberlo las cataratas fueron desapareciendo. 

Cuando colgó y abrió los ojos fue cuando se dio cuenta de los cambios producidos: con la llamada ansiada ella recuperó la vista, pero a cambio su teléfono envejeció más rápido, pudo verle arrugas en las comisuras y cómo el auricular se había gastado a causa de las palabras tan bonitas como corrosivas que hasta ella habían llegado.  

18 comentarios:

Noelplebeyo dijo...

Menos mal que los terminales son muy variados

Ojos con los de china

Yo apenas uso el teléfono. Mi número está incógnito en demasiadas agendas

Besos

Katrina dijo...

Y yo aquí temblando de miedo de que suene el teléfono, las cataratas crecen, uso audifonos para no oirlo si suena... tengo miedo de las caricias del viento, no vaya a ser que sea él...

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

me parece un texto maravilloso!
yo también tengo cataratas.... y mi tlfn telarañas
besos

Mi nombre es Mucha dijo...

precioso texto

ana dijo...

Hay tantas personas con cataratas, algunas si, cierran los ojos y después de esa llamada al abrirlos pueden ver la vida en todo su esplendor pero otras, jamás vuelven a ver los colores con nitidez. Un abrazo

Sbm dijo...

Mi teléfono es de los calladitos, y normalmente me fío más de las sensaciones. Entonces, pienso, a veces sueño y me monto mi historia. El humo me lo quito abriendo las ventanas y la luz, si molesta, la apago con los párpados.

Bonito texto, como siempre. Un besito :-)

Liliana dijo...

Y a veces pasa que esa llamada lo es todo....

Me gusta como lo expresas!

Besos =)))

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Bueno, al final sonó el tlf. No siempre suena.

A. dijo...

El mío suena tan poco, que cuando lo hace, desconfío. :)

Un beso, hermosa.

María dijo...

Dentro de poco sonará y sonará...

María dijo...

Como la protagonista de la historia... igual todo se arregla con la llamada.

María dijo...

Parece que es bastante común esta situación...

Besos

María dijo...

:) Muchas gracias por leerme!

María dijo...

Como casi todo en la vida, tenemos dos opciones y podemos elegir... Abrazazo.

María dijo...

Precioso comentario...

Yo diría que eres muy romántico ;)

María dijo...

Y entonces los problemas desaparecen...

Besos

María dijo...

El final hubiera sido diferente...

Un saludo.

María dijo...

Esa sensación la vivimos muchos a diario, pero nunca se sabe...

Un abrazo, A.