Soy una girasola hembra y aunque no quiero, no dejo de perseguir al sol. Me atrae como se atraen los polos opuestos, las hojas quieren ser alimentadas y mis pétalos buscan constantemente su calor.
He estirado tanto el tallo sin ser consciente, que a veces tengo tortícolis y como consecuencia vértigo incapacitante. Mi savia bruta circula llena de agua y minerales y la parte elaborada baja repleta de gelatina y muchas, pero que muchas vitaminas revitalizantes.
Con cada llegada del ocaso sufro un ataque de ira y su amanecer inesperado me devuelve a la vida. Nunca estoy segura de si será el último o es el primero porque cuando su rayo de luz se acerca empiezo otro nuevo intento.
Acicalo mis pipas y les saco punta a todas, retoco el color amarillo y les aplico algunas sombras. Bebo un sorbo de agua para mantenerme hidratada y comienzo la persecución: giros de derecha a izquierda, guiño de ojos y un poquito de seducción, estas curvas tan lozanas saben que son deseadas.
Nunca pierdo la esperanza de quemarme con su fuego, sería la muerte más romántica, la más elegante, la más digna para esta girasola tan sencilla.
2 comentarios:
el sol también crecerá y arrasará con todo.
de todas maneras como buen girasola le das la espalda por las noches al sol. Puedes ser planta carnívora
besos
Jeje, no estaría mal ser planta carnívora 🤔
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