No recuerdo si fue real o imaginado, pero de repente un día una luz brillante hizo que mis ojos se clavaran en lo que parecía una casa aislada, me acerqué despacio y observé el cuidado y el mimo con el que estaba construida.
Osé llamar a la puerta, actitud inusual en mí, una fuerza hasta entonces desconocida me atraía hacia dentro...
Y lo que descubrí fue brutal, dentro habitaba un corazón herido, que había soportado todos los embistes más duros que puede ofrecerte la vida, había remendado y sujetaba con tiritas las cicatrices, lloraba y se lamentaba por la mala suerte que había corrido.
Intentaba volver a latir con fuerza, pero había perdido la confianza en el ser humano, fingía fortaleza pero transmitía hastío.
Preparamos la chimenea y tumbados frente al calor fui consciente de que a quién yo veía no era más que el reflejo del espejo en el que me miraba y que sus miedos son los míos, sus heridas mis lesiones, su historia completa, la mía a medias...
Volveré a esa casa, la puerta está abierta, estoy deseando que llegue la primavera, llevar flores recién cogidas del campo que la rodea, distribuirlas por las estancias y conseguir que la luz brillante que un día me llevó hasta ella, ilumine una mirada de color verde y me muestre toda su belleza.
4 comentarios:
Sweet home Salamanca, donde el Tormes Siempre es feliz...
Menudo soy versionando
Besos
Pero sweet sweet dependiendo de la compañía...
Buenísima versión, nunca se sabe donde acabaremos, así que apúntalo en "posibilidades".
Besote
Qué bonita cada tal como la has descrito... ¿Hay hueco para otro xorazón hecho jirones? ;-)
Bonita es poco, podría decirse que se trata de un espacio sin fronteras donde los corazones pasan su convalecencia y renacen de sus cenizas.
Sólo hay que pedir cita ;)
Muackk
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