De la red |
Hoy me imagino las historias de amor como ochos enrevesados que se unen entre sí al juntarse casualmente un día.
Algo cambia en tu interior, dejas de ser un ser egocéntrico y comienzas a dejar hueco para que las emociones, las ilusiones, los proyectos y los deseos puedan acomodarse entre tus muchos miedos repartidos por toda tu anatomía.
Voy a hacerlo sencillo:
Ya eres un 88. Despertarse tarde, acompañada en la cama, con los cuerpos enredados después de haber compartido escenas de sueños, como por ejemplo, que los dos estábamos escapando de los malos, nos perseguían, nos amenazaban... y llegado el momento, tú me abrazaste para protegerme de las balas que caían, y yo, como soy chiquitita y poco más podía hacer, intentaba escuchar los latidos de tu corazón para regalarte palabras de ánimo si notaba que las necesitabas.
Compartir los detalles de los sueños y reírnos un rato. ¡Oye, qué tenemos el pelo desordenado, legañas en los ojos y la boca espesa después de tanto kilómetro andado!
Desayuno tranquilo, con el ruido de los cacharros de fondo y el olor a café que inunda los sentidos.
El cielo está de un azul ceruleo que no se puede dejar de mirar, nos sentamos en las hamacas e inventamos palabras nuevas para los nombres de los colores que puedan describir los tonos que nuestras pupilas alcanzan a observar. A la vez, nos tapamos con una manta de pelo largo, y por debajo, nos damos la mano.
Después escribo durante un ratito y te lo leo con miedo ¿estará bien? ¿estará mal? Opinas que valgo para esto y que la sala de teatro lo va a petar. Sonrío por tu confianza, soy novata y no aspiro a ganar premios, soy tan feliz sólo con crearlo...
Comemos sin la tele puesta, aunque casi no hace falta comer, sólo con mirarnos nos alimentamos. Celebramos con un chín chín bien sonoro haber creado un plato de macarrones tan rico con nuestras cuatro manos.
El sueño nos vence en el sofá, duermes mientras te acaricio el pelo, duermo mientras me besas y me preguntas con los ojos semicerrados ¿cómo estás?
Preparo a escondidas un baño caliente y espumoso, notas el olor de esencia de vainilla que desprende mi cuerpo, yo te cojo de las manos, te desnudo despacito, nos acomodamos como dos ochos torcidos que ahora somos. La música que suena de fondo nos traslada a mundos escondidos.
Queremos ver una película que nos ayude a entender este enredo nuestro, pero buscamos y buscamos y resulta que a nadie se le ha ocurrido darle vida animada a ochos sueltos que vagan perdidos, para que se amen, se unan y después tengan muchos ochitos.
Así que decidimos que como estamos rodeados de libros, películas, música y teatro, mejor montamos nuestra propia obra maestra: esa que aún no se ha inventado, la que nunca nadie ha visto, la que pocos imaginan y ni mucho menos, nadie ha escrito.
8 comentarios:
Innovar con pasión es sin duda el secreto para sentar precepto y hacer realidad sueños.
Mi abrazo de luz✴8♥8
88 veces que repitas ese número, sabría estar a la altura, siendo sábana, sonrisa y agua para los cacharros. Palma abierta o cerrada,respuesta,lector y diccionario.
Esponja y película. ...Bob esponja en definitiva
sabes? en Cuba (mi marido es cubano)el 88 es un número muy bueno, casi mágico, el muerto le dicen... el que nos acompaña y nos protege... como un ángel de la guarda...
besos.
Pues yo soy del 17...jejeje..te mando un beso desde Murcia....
Innovar, esa es la palabra clave. Qué nunca decaigan las ganas.
Abrazazo.
88 veces, 88 besos.
Curioso! No tenía ni idea y me ha sorprendido la casualidad!
Besos.
Haces muy bien! Jejejeje
Un beso.
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