De la red |
Un día recibí un mensaje y enseguida supe que era distinto: palabras precisas, simple caligrafía, puntos y comas que pausaban mis latidos, ausencia de emoticonos que aportaba seriedad a lo pedido.
Y yo solo esperé a que hubiera una señal en el ambiente, a que mi boca articulara la respuesta, a que se alinearan los planetas que definieran mi destino y quizás hasta mi suerte.
Y esperando se me pasó media vida, con sus cumbres y sus valles, oliendo a mar o a serranía, remendando esos días sin nombre con títulos enmarcados en purpurina.
Hasta que una noche salí dispuesta a colocar el desorden que había en mi cabeza. Tuve dudas, barajé bastantes opciones pero finalmente y con cierta incertidumbre decidí cazar planetas, aunque fuera a trompicones.
Mercurio y Venus se rindieron a mis encantos, al ser tan pequeños y ofrecerles un refrescante helado dejaron de lado al sol y me siguieron como corderos acobardados.
Marte era tan rojo y Júpiter tan gaseoso que por un momento creí haber capturado a un bicho invertebrado con gentilicio "martejupiteriano".
A Saturno fue fácil engancharlo gracias a sus anillos. Urano fue más complicado, apenas tiene luz y se camufló perfectamente entre asteroides y meteoritos. Neptuno por su lado, habita tan lejano, que me costó día y medio identificarlo y localizarlo.
Y aquí me tenéis, pisando La Tierra, a la que tomo como referencia para colocar a mi antojo todos los demás planetas.
10 comentarios:
Muy bueno
Besos
Qué universo tan bello construyes
No olvides los meteoritos
Besos
Qué bonito, María!
que suerte cazar los planetas....
yo no cazo ni moscas...
besos
Me estoy riendo por el comentario de ოᕱᏒᎥꂅ
Me gusta estar aquí
sonrío con tus palabras
un abrazo inmenso
Agradecida por las visitas.
Besos.
Los meteoritos están, pero intento ignorarlos.
Besos.
Jajaja! Los ojos que lo leen!
Abrazazo.
Jejee, tengo yo por aquí unos artilugios que lo cazan todo!!
Besazos!
:) Riamos pues, a carcajadas!!
Abrazoooo
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