De la red |
Dormía tan plácidamente el domingo por la noche pegada a mi colchón que no me di cuenta de que objetos inanimados se movían a mi alrededor.
Cuando un haz de hojalata me rozó la rabadilla, todos mis sentidos despertaron de golpe: no había movimiento, pero sí cientos y cientos de elementos agrandados sin causar remordimientos.
La piel de gallina que se me puso me hizo parecer un puercoespín adolescente, agujereé la ropa y decidí ponerme una sábana blanca por encima para no asustar a las vecinas.
Al salir corriendo, un reloj de cuco me dejó sin aliento. Justo estaban dando las cuatro de la madrugada y en vez de salir un cuclillo, asomó por la portezuela una especie de buitre negro teñido de amarillo. Al dar las horas se atragantó en la tercera, le di una patada en el gaznate y dio la cuarta contorsionándose.
Las tijeras me pillaron bajando las escaleras. Hubo un pequeño forcejeo y comenzaron a cortarme sábana sobrante. Cuanta menos tela había, ellas más grandes se hacían.
Le di vida a objetos inanimados a cambio de la mía. Ser un fantasma asustado no ahuyenta miedos, los reafirma. Menos mal que pasado ese infierno desperté de mi sueño y comprobé con la vista que solo había sido una agobiante pesadilla.
4 comentarios:
ya estás recogiendo todo objeto inanimado que te rodee
besos
Tengo miedo de alguien bajo mi cama.
Noelplebeyo: no tengo dónde guardarlos...
Frases Bonitas: compartimos miedos, unámonos!!
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