Me han contado en una esquina o quizá fue sólo un sueño, que es posible ser humano sin dejar de serlo.
Correr porque me apetece, brincar o hacer el pino, quiero dar saltos de alegría y llorar si tengo motivos.
Ir a un parque alejado una tarde de este otoño, dar de comer a las palomas granos de mijo y trigo.
Desnudarme en verano y lanzarme de lleno al vacío, nadar entre tiburones y tocarles la aleta sin motivo.
Afilarle los dientes al lobo que deambula por el bosque de al lado, con ayuda de una gran lima morada que anestesia y atonta al minuto.
Encontrar tres perritos sin nombre, bautizarlos como "Tú" "Yo" y "Nosotros", enseñarles a darme la patita cada vez que se lo pido, a sentarse, a no ladrar, a ser más como una persona y menos como un perrito.
Y orgullosa con mis logros y mis mil y un mordiscos, volver a mi casa apoyada en bastones de caramelo, por si en un momento dado me apetece descansar, llevarme algo a la boca y de nuevo, disfrutar.
3 comentarios:
fijate q es muy atractivo todo lo que dices...ójala pudieran ser las inquietudes diarias así, tal y como las pintas y saboreas...bueno, eso de nadar entre tiburones da un poco cosa...más que nada porque uno nadar nada lo justo
pero es el caminar con nuestros tropiezos lo que nos hace avanzar
un besillo dominical
Me gusta leerte de buen humor! Es bello!
Noel: 41 tirones de oreja!!
Ingrid: y no tengo motivos, estoy desaprendiendo.
Besosss.
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