domingo, 19 de febrero de 2012

ARRANCANDO



Está guardada pero me mira. Siento sus sollozos por las noches, alarga una ruedecita y ansía salir corriendo. Yo le pido calma, debe pasar el tiempo para volver a estar unidas.


Me confiesa que anhela ver las estrellas, viajar a lo alto de un bus, sentir vértigo con los baches de las carreteras, quiere abrirse y cerrarse, cerrarse y abrirse.


Mientras tanto, los días pasan, cuando la veo de reojo pienso: ¡tú tan rosa y yo tan blanca!!


Y mucho me temo que este año la espera va a ser larga, porque si los proyectos se cumplen, no podré arrastrar tus ruedas por el camino, tendré que colgar a los hombros el peso de una mochila. La llevaré cargada y volverá llenita.


Pacienciaaaa me pide el cuerpo, antes toca ¡¡vivir los días!!

3 comentarios:

Noelplebeyo dijo...

ya contarás...adonde se encaminan tus pasos...las mochilas permiten llevar todo cerca del corazón

besos

María dijo...

Ya sabes, caminando.

Un besooo.

Ingrid Dietrich dijo...

En cualquier lugar puedes perderte y redescubrirte... Eso es viajar. :-)