Los colores alegran, los colores alimentan, iluminan las miradas y modifican los sueños, hacen que las pesadillas giren de lleno el argumento y lo que comenzó siendo feo y gris, acaba siendo guapo y todos contentos.
Necesito una dosis de caballo de color rojo y morado, rojo para pintarme el cuerpo y morado para cubrir el cabello. Así cambiaría mi aspecto y podría pasar por otra persona, una de esas que acatan órdenes sin rechistar, que viven sin cometer actos inmorales o pecados, que agachan la cabeza cuando las miran, que responden que sí para complacer al dueño.
Rotundamente imperfecta, así me denomino, reconozco que mis días son de colores diversos: hoy azul cielo si un mensaje me calma, ayer negro por tener que ver unos ojos que no me los creo, mañana verde si la clorofila logra hacer su trabajo, antes de ayer fue gris niebla porque no veía más allá sin hacer un gran esfuerzo.
Y mi duda hoy por hoy sigue siendo compleja: ¿decoloro lo que es nuevo o pinto a brochazos lo que está desgastado por el tiempo?
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6 comentarios:
María, a mí también me gusta tu blog, decimos cosas muy parecidas y de hecho mi primera plantilla también era como esta tuya, así que tenemos cosas en común. Lo que no veo son seguidores, bueno mejor dicho el acceso para hacernos seguidores. Los comentarios y los seguidores nos dan motivación para seguir con ilusión publicando post. Un abrazo
Ana, encantada de tu visita, pues investigaré un poco para ver si soluciono lo del acceso, la verdad es que es un blog muy íntimo y aunque es cierto que los comentarios motivan, no es el fin que pretendo encontrar cuando escribo.
Un fuerte abrazo
Me encanta el dolor... Y sí hay que ser imperfecta,es más bella.
Muchos besos
En la imperfección quizá esté el secreto.
Besazos
El otro día leí que los colores curan... Yo siempre te leo en color. Muuucho color!!!
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